¡Ha salido un nuevo boletín Tokata (enero 2023)!

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ITALIA: LA LUCHA DE ALFREDO COSPITO CONTRA EL RÉGIMEN DE CASTIGO 41 BIS

Alfredo Cospito es un anarquista italiano que lleva más de diez años preso, primero por dispararle en la pierna a un directivo de la industria nuclear y armamentística y, después, una vez cumplida la condena que le cayó por eso, por poner un petardo en la puerta de una escuela de los carabinieri que no causó víctimas ni lo pretendía. Anteriormente, ya había estado preso por negarse a hacer la mili. Al imprimir este boletín, lleva más de 90 días en huelga de hambre. Probablemente, cuando lo leáis, haya finalizado ya su lucha o esté muerto. Algo bastante probable, a pesar de que durante el ayuno ha estado tomando miel y, aconsejado por una médica amiga que no ha dejado de vigilar su estado, tomando algunos elementos químicos para compensar las carencias que se iban produciendo en su metabolismo y retrasar su deterioro físico. Estas medidas que demuestran su determinación de hacer durar su lucha lo más posible, optimizando el uso de la huelga de hambre como herramienta de presión, poniéndola en juego de forma inteligente, sin desprestigiarla, ya que ha hecho público en todo momento lo que estaba haciendo.

Alfredo no es masoquista ni quiere ser un mártir, lo que quiere es enfrentarse al más duro régimen carcelario previsto por el sistema penal italiano, el régimen regulado en el artículo 41 bis de la ley penal italiana, pensado para aislar de sus compañeros y de la sociedad, primero a los presos anarquistas y subversivos y después también a los mafiosos. En ese régimen de máxima crueldad (“carcere duro”) tan parecido el régimen especial de castigo de aquí y a otros que se aplican en todos los sistemas punitivos del mundo, las personas presas solo pueden tener relación con su abogado y familiares; la correspondencia está censurada y todas las comunicaciones intervenidas, con solo una hora de visita mensual por cristales; una única hora diaria de patio, en grupos de dos o de cuatro; sin actividades de ningún tipo y con censura y restricción de libros y publicaciones de la calle.

Lo que Alfredo quiere es que lo saquen de ese infierno y, mientras lo consigue, denunciar su existencia, poner de manifiesto su extrema crueldad, gritar la necesidad de su abolición, contribuir a su destrucción. Y está dispuesto a llegar hasta el final, y a morir, si no logra imponerse al Estado. Afortunadamente, no está solo. Algunxs otrxs anarquistas presxs le han acompañado en la huelga de hambre: en cárceles italianas, Juan Sorroche y Ana Beniamino, durante 30 y 38 días respectivamente; Ivan Alocco, en una cárcel francesa, hizo lo mismo durante 35 días retomando después la huelga desde el 22 de diciembre hasta ahora mismo; Toby Stone ayuna miércoles y domingos en una cárcel inglesa Jordi Iglesias, preso en primer grado en el Puerto de Santa María ayunó también un día. Muchxs otrxs anarquistas presos en Europa y América han emitido comunicados solidarios. En la calle, desde el inicio del ayuno, el 20 de octubre, se han sucedido las acciones solidarias, legales e ilegales, con diferentes grados de contundencia: manifestaciones, concentraciones, ocupaciones de edificios, interrupciones de actos públicos, atentados con explosivos, fuego y otros medios diversos… en los territorios dominados por los Estados italiano, griego, francés, alemán, español, chileno…

Y no se trata de movidas entre anarquistas que conciernan solamente a unxs cuantxs “presxs políticxs”. Como decía Juan Sorroche, desde la cárcel de Termi: “No estoy de acuerdo con que se vuelva al concepto de preso político, el cual creía superado con mucho por las experiencias de las luchas pasadas; creo que esto genera separación, aislamiento, y que enfatiza una separación entre presx políticx y presx social, la cual esconde en sí un sentimiento de superioridad y menosprecio para las restantes personas presas. Reafirmo el “viejo” concepto por el que somos presxs sociales, todxs. Pero es un hecho el que en muchos lugares del mundo lxs presxs sociales que luchan, lxs subversivxs, lxs revolucionarixs, son objeto de especiales condiciones de encierro, por el hecho de luchar desde dentro de las cárceles.

El régimen carcelario de máxima crueldad está en todos los sistemas punitivos del mundo y, muy especialmente, en el que sufrimos nosotrxs de forma directa. La lucha de autodefensa contra él, por su neutralización y por su abolición definitiva es necesaria en los talegos españoles como en los de cualquier otro Estado. Para destruir la cárcel, hay que destruir primero la cárcel dentro de la cárcel, para abolir la tortura, es necesario romper todos los instrumentos de tortura. Y el maltrato, la opresión, la violencia en que consiste esencialmente el régimen totalitario de dominación y explotación imperante afecta a todxs lxs desposeídoxs de la tierra. Ese hecho político es lo que hace que todxs lxs presxs sean presxs políticos y que la acción política de autodefensa frente a esa violencia nos concierna a todxs, exigida por nuestra dignidad.

Viva o muera, Alfredo Cospito ya ha logrado poner sobre el tapete, en Italia y en otros territorios, el cuestionamiento de esa violencia y la crueldad e injusticia del aislamiento carcelario extremo, ese instrumento de tortura legal y exterminio que constituye la penúltima vuelta de tuerca de la maquinaria punitiva. Además, ha conseguido hacer sonar en muchas conciencias un aldabonazo imposible de desoír, no sólo en las de sus comapañerxs anarquistas, sino en la de toda persona de bien que no estuviera mirando para otro lado y, en primer lugar, en la de todo rebelde social que no quiera renunciar definitivamente a su orgullo. Queremos que Alfredo viva y, en todo caso, que su lucha no haya sido en vano. ¡Que su esfuerzo ponga otra vez en marcha la lucha contra los regímenes carcelarios de castigo especial por aislamiento, y que no pare hasta su desaparición total!

Fuente: Tokata

La lucha puede y debe continuar

El boletín de difusión, debate y lucha social «Tokata» vuelve a editarse dentro de una nueva etapa que comienza con este nuúmero de noviembre del que la carta de Peque que sigue a continuación forma parte.

LA LUCHA PUEDE Y DEBE CONTINUAR

¡Salud, compñerxs! Soy Peque y actualmente me han traído a Murcia II (Campos del Río), después de pasar algo más de dos meses en Albocàsser procedente de Teixeiro. Voy a ofrecer mi punto de vista sobre el apoyo a nuestra lucha, la de lxs presxs, desde la calle, en el que para mí se involucran sobre todo lxs compas de Valencia que en este momento vuelven a sacar el “boletín Tokata”, cuando hace más de seis años que con otros tres compañeros comenzamos con las reivindicaciones de “presxs en lucha” y unos doce de Cárcel=Tortura.

Personalmente, no me cabe duda de que es necesario reflexionar sobre lo sucedido con la pequeña estructura que teníamos en la última lucha a lo largo y ancho del Estado español. Lo ocurrido con el COVID, al no recibir apenas cartas o noticias ni difundirse en la calle las nuestras y pasar sin apenas eco la huelga de hambre de mayo de 2020; al lanzarse la segunda huelga de hambre rotativa sin reflexionar sobre todo lo que había cambiado desde la anterior; al resultar esta huelga, quizá por eso mismo, más aparente que real, produciéndose sin aportaciones de ninguna clase de cada compañero en su turno y no sabiéndose, por tanto, quién hacía la huelga y quién no; al no hacerse prácticamente nada en la calle en apoyo de la huelga, aparte de los carteles y el internet; al darse de baja Toni sin apenas aviso, diálogo ni reflexión colectiva sobre ello… Y no quiero evadir mi responsabildad individual, yo también me vine abajo y tampoco hice lo necesario para mantener un mínimo de comunicación y reflexión constructiva sobre lo que estaba pasando. Así que quizá somos los mismas personas que la iniciamos las principales responsables del declive total de esa lucha.

Cada uno se había quedado otra vez aislado en su lucha e intereses individuales. No existía ya diálogo ni noticias de fuera hacia dentro ni de dentro hacia afuera y menos aún entre los de dentro. Y, sin diálogo ni ideas, ya se tiene poco o nada por lo que luchar. Y, después, entre nosotros, incluso hubo calumnias totalmente infundadas contra el compañero Toni y una persona quiso ejercer una especie de jerarquía o liderazgo dentro del colectivo cuando apenas había hecho nunca nada por él ni demostraba tener ninguna idea clara ni propuesta coherente sobre su pasado, presente y futuro. Al luchar individualmente, algunos tuvimos consecuencias negativas con incrementos en las condenas, palizas, aislamientos y traslados. Por otro lado, creo que hicimos algunas cosas positivas, como hacer oír públicamente nuestras reivindicaciones, manteniendo entre nosotrxs y con alguna gente de la calle un diálogo sobre ellas durante más de cinco años y logrando algunas movilizaciones conjuntas; hacerles mover a los burócratas políticos y carcelarios miles de papeles, y poco más. Al final, a algunos compañeros se nos ha puesto en segundo grado y hasta alguno ha pillado permisos, supongo que para desmovilizarnos más todavía.

Ahora mismo, sin existir ninguna lucha colectiva ni descartar que pudiera comenzar otra en cualquier momento, deberíamos, al menos, aprovechar que algunxs compañerxs se han propuesto sacar nuevamente el boletín Tokata para sacar a la calle todos los abusos y vulneraciones de derechos que se siguen produciendo en las cárceles españolas, ya que parece que no hemos avanzado mucho hacia el logro de nuestras catorce reivindicaciones. De cuando me llevaron de Teixeiro a Albocàsser, hace poco más de dos meses, tengo interpuestas dos denuncias, una desde la calle, de mi familia, más la que mandé yo desde dentro, por propinarme un paliza entre seis funcionarios. En fin, sólo un ejemplo de cómo continúan los conflictos, apaleamientos, abusos de poder y total impunidad. Creo que lo más lógico sería intentar seguir teniendo algo de visibilidad y que fluya la información para que la lucha individual de cada cual no caiga en saco roto. Lxs compañerxs se comprometen a mantener la continuidad del boletín como instrumento de comunicación dentro-dentro, dentro-fuera y fuera-dentro y ahora seremos nosotrxs quienes debemos decidir qué hacer. Yo al menos lo tengo claro…

Sin más, os deseo salud y fraternidad y que continuando las anteriores empecemos nuevas luchas anticarcelarias por nuestra dignidad y nuestros.

José Ángel Martins Mendoza, Peque

Fuente Tokata