La cárcel de Palencia y Endesa explotan a lxs presxs

David Rojas Fernandez, preso en la cárcel de Dueñas (Palencia) nos quiere contar las condiciones de curro que tienen, al menos en el trabajo que él estuvo realizando durante una semana. Como ya imaginaba/imaginábamos hay cosas varias que no nos cuadran de su nomina y contrato de trabajo. Además que se mintió descaradamente en el motivo por el cual le echaban del curro. Una vez mas denunciamos como empresas -en este caso ENDESA- se enriquecen a base de la explotación de personas presas, como sacan tajada y además lo usan para hacer un lavado de cara y poder decir que hacen «obra social». Denunciamos también como a las prisiones ya les interesan estos curros precarios y como contribuyen a la opacidad, a tratar a lxs presxs como números y a la mentira.

Compartimos aquí unas líneas del compañero y fotografías de algunos documentos que nos ha hecho llegar. Decir que hasta hace unos días David se encontraba en segundo grado, pero actualmente está en articulo 75.1 en el módulo de aislamiento a raíz de una discusión con lxs carcelerxs por querer meterle como compañero de celda una persona con PPS (Protocolo de Prevención de Suicidios), por lo que él tendría que «vigilar» que esta persona no se autolesione, y a la vez cargar con la responsabilidad en caso que pasara alguna cosa. Ponemos aquí su carta, la dirección para escribirle y algunos de los documentos que nos ha hecho llegar.

Os escribo para denunciar el engaño y la explotación laboral que hay aquí en la cárcel de Palencia. Después de hablar con vosotrxs sobre todo este tema, me he motivado a indagar un poco más en todo esto, y buscar todos los papeles que tengo relacionados con el curro que estuve haciendo: trabajo de teleoperador de la compañía de gas y luz Endesa. El trabajo se hacía en la misma cárcel en una sala donde están 3 talleres de producción. Es una habitación de unos 11 metros de largo y unos 4 metros de ancho. Cuando yo estaba currando éramos 18 presos. Además había el jefe y la jefa, que por cierto eran hermanos. Hay 3 talleres. El de teleoperador para Endesa, otro de chapado de madera y el otro es de hacer llaves. Pero de los dos segundos no se para qué empresas.

Trabajé haciendo llamadas, ofreciendo cambios de compañía y mejoras en los contratos durante 7 días; del 25 de octubre al 31 de octubre del 2023. Por esos días de trabajo cobré 25’75€.

Me echaron del trabajo porqué tuve una pelea, pero como eso no lo vieron o no les interesa -por lo que sea- dar ese motivo (que seria la verdad), alegaron que me despedían por baja producción y desinterés. Cosa que no es cierta, ya que en esos días conseguí algún cliente y mis resultados eran incluso mejores que otras personas que también trabajaban allí. Pero según un informe de la responsable del taller no me consideran apto para el puesto de trabajo por «su baja productividad y el poco interés que muestra».

Según la «ficha informativa del puesto de trabajo», a este trabajo le corresponde una retribución de 4’68h/hora. Y yo, o bien soy tonto, o no me entero, pero a nosotros lo que nos pagaban sí era 4’68€, pero no a la hora, sino por día entero de trabajo! Y un día de trabajo eran 6 horas y media, de lunes a viernes. Según veo yo, en el papeleo tampoco se especifica si el trabajo es de media jornada o en qué horas se va a trabajar.

Un abrazo y como siempre podéis publicar lo que os parezca de todo esto.

Para escribir al compañero:


David Rojas Fernández

Centro Penitenciario La Moraleja
Carretera Local P-120  s/n
34210 Dueñas (Palencia)

 

Fuente: La Corda

Después de los hechos de Mas d’Enric, nuestro apoyo a las personas presas

El pasado miércoles 13 de marzo nos llegaba la noticia que un preso de Mas d’Enric había asesinado -supuestamente- a la cocinera del mismo centro penitenciario, una trabajadora del exterior contratada por el CIRE, una empresa publica de la Generalitat que hace de paraguas de multitud de empresas privadas, caracterizada por la explotación laboral y la opacidad. Parece que después el hombre se suicidó.

Es un hecho grave y duro, y la persona a quien le han quitado la vida no era una carcelera, sino una mujer que trabajaba como cocinera en la prisión. No queremos quitar importancia a esta muerte, ni minimizar la gravedad de los hechos. Pero no podemos evitar sentir rabia e indignación en ver como, una vez más, se coge un hecho puntual para dar voz a carceleros/as y sus sindicatos, que se frotan las manos viendo la oportunidad de pedir aumentos de sueldo, mas personal, mas armas y vuelven a poner sobre la mesa ser consideradxs como agentes de la autoridad. Esta mafia carcelaria ha estado cortando las entradas a distintas prisiones catalanas, se ha manifestado con pancartas y ha hecho barricadas, entre otras cosas. Los medios de desinformación les dan voz y tienen un discurso en pro de sus demandas y quejas. Se llenan noticias del trágico suceso de Mas d’Enric, de como de insegurxs están lxs carcelerxs y de como de lícitas son sus protestas.

Nos gustaría recordar que solo en el año 2022, murieron en prisiones catalanas por lo menos 39 presos y presas. Empujadxs al suicidio, por sobredosis, por desatención médica, por maltratos de lxs mismxs carcelerxs, por autolesiones… Sea como sea, todas estas muertes son bajo responsabilidad de Instituciones Penitenciarias. Y las personas que trabajan en prisiones también tienen una responsabilidad, de forma directa o de forma indirecta. Les muertes de personas presas dentro de los centros penitenciarios de Catalunya han aumentado un 34% respecto al año anterior. Cada nueve días muere una persona presa. En los últimos 13 años ha habido 579 muertes bajo custodia en las cárceles; el 22% del total fueron clasificadas por el Departamento de Justicia como causa desconocida.

No vemos que carcelerxs y otrxs trabajadorxs de las prisiones levanten la voz en relación a estas muertes, ni que los medios se hagan eco de eso, ni que se pidan mas medidas para intentar evitarlas (mejorar la atención medica, aplicar mas terceros grados y libertad condicional, excarcelación de las personas enfermas, suspensiones de condena por enfermedad mental, derivación a recursos socio sanitarios fuera del sistema penitenciario, eliminación de las contenciones mecánicas…) La poca preocupación por las personas presas por parte de la administración publica es evidente. Estas muertes no importan a casi nadie. No llenan titulares, ni conversaciones de bar, ni debates políticos, ni se piden dimisiones.

Nos gustaría lanzar la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si la persona asesinada hubiera sido otra persona presa?

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