Diez mil seres humanos privados de su libertad iniciaron una huelga de hambre masiva el 5 de diciembre de 2019 en reclamo frente a las condiciones de encierro. Desplegaron sus banderas en los pabellones, expresando las consignas y pedidos de una huelga histórica que se extendió de tal modo que alrededor de 35 unidades (mayormente del Servicio Penitenciario Bonaerense) se unieron parcial o totalmente al reclamo, además de algunas comisarías. También otros penales del país se sumaron a la lucha, como Bariloche, Roca, Viedma, Chaco y Mendoza. Inicialmente, el desgaste ejercido por la agresión penitenciaria hizo lo suyo, logrando que algunos penales levantaran la medida al poco tiempo. La convocatoria a una mesa de diálogo, después de poco más de dos semanas, paralizó la medida, logrando contenerla en los penales más reacios, bajo una promesa de reunión.