Este septiembre de 2020, presxs en lucha de todo el Estado van a iniciar por segundo año una huelga de hambre rotativa acompañada de distintas acciones. El objetivo es la reivindicación de una tabla de 14 puntos (14 reivindicaciones) centrándose especialmente en el tema de la salud.
- Los primeros grados y las celdas de castigo, que atacan directamente a la salud física, emocional y psicológica, debido al encierro y control extremo a que se somete a la persona, con una privación total o casi total de contacto con otros seres que no sean asquerosxs carcelerxs. Obligando a pasar 20 horas al día -o más- encerradx entre cuatro paredes, negando la posibilidad de acudir a aulas, talleres u otras opciones formativas. Módulos donde aún más reina la impunidad y donde la tasa de suicidios es mucho mas elevada que en los módulos de segundo grado y, obviamente, que la vida en el exterior.
- La dispersión que se aplica de forma sistemática a todxs aquellxs que no se conforman y levantan la voz, que se utiliza como represalia y castigo, alejando a las personas de sus familiares, amigxs y núcleos de apoyo. Teniendo así un fuerte impacto en su bienestar emocional y en su autoestima. A la vez que castiga a esos familiares y amigxs, que tienen que recorrer cientos de quilometros para ver a una persona durante 40 minutos o una hora y media, poniendo así en riesgo su salud y su vida en las carreteras, y haciendo verdaderos esfuerzos económicos.
- Los malos tratos y las torturas que siguen existiendo en cada una de las cárceles del Estado. Golpes, amenazas, insultos, empujones, contenciones mecánicas, palizas, humillaciones, vejaciones….
- Los problemas de salud mental que afectan a cientos y miles de personas presas. Problemas que ya vienen de la calle, o que aparecen o empeoran debido al encierro. Estas personas nunca son atenidas correctamente -es imposible ser atendidx de forma humana y profesional dentro de una prisión- y sufren la cárcel doblemente. A menudo dejándolas pudrir precisamente en celdas de castigo, hipermedicalizadas y con fáciles ampliaciones de condena.
- La excarceración de las personas con enferemdades graves y/o incurables no se cumple. Se deja morir a lxs enfermxs en patios y enfermerías, agonizando o apagándose lentamente. Pasando sus últimos días en miserables centros de exterminio, o acabando por morir debido a la imposibilidad de ser atendidos correctamente y recibir un buen tratamiento, por el hecho de no estar en la calle.
- Las muertes en prisión, debido a lo nombrado anteriormente, no dejan de aumentar año tras año. Muertes camufladas de suicidios o sobredosis, cuando aun si es así, no dejan de ser asesinatos de la institución penitenciaria, la cual ya fomenta condiciones de vida y tal presión sobre las personas que las empuja a la desesperación. O muertes provocadas directamente por “fallos” en la medicación o palizas. Sea como sea, asesinatos del Estado llevados a cabo dentro de prisión. En el año 2019 murieron al menos 220 personas en las prisiones del Estado.
No dejemos solxs a lxs presxs en lucha!