Prácticamente desde que empezó el “estado de alarma”, los presos encerrados en el departamento de primer grado de la cárcel de Villena se han estado autolesionando, cortándose con hojas de afeitar ‒uno, por ejemplo, se ha chinado todo el cuerpo, los brazos y la cara‒; tragándose las cuchillas y otros objetos, como pilas, mecheros y piezas metálicas; prendiendo fuego a los colchones, y reventando las celdas, destrozando los cristales y todo lo que se puede romper. Muchos han recibido fuertes palizas y han sometidos a “sujección mecánica” y al menos a dos de ellos se los han llevado en conducción especial. Al parecer, la tensión ha ido creciendo a causa del a privación de comunicaciones y de que casi nadie tiene dinero para llamar por teléfono a sus familiares. Había unos doce compañeros dispuestos a participar en la huelga de hambre colectiva que se inició el 1 de mayo, pero han sido dispersados, unos a otras prisiones y otros en diferentes módulos de la de Villena, fuertemente controlados y presionados. El compañero Peque, también se ha autolesionado, ha sido sacado al hospital por haberse tragado objetos y amenazado por los funcionarios. Él y un compañero rumano llamado Cristian, que se ha enfrentado varias veces a los carceleros, los cuales le han abierto la cabeza, le han dado un brutal paliza, quince contra uno, y lo han atado durante horas a la cama, han sido aislados los dos solos en una galería, privados de todos sus objetos personales. Nos han llegado el mismo día varias cartas, la mayoría con mucho retraso, donde Peque nos informa sobre la participación en la huelga de hambre colectiva y nos relata lo que está pasando en el aislamiento de Villena. Reproducimos la más reciente.
Aislamiento de la cárcel de Villena, 30 de abril de 2020
¡Salud, compañerxs! Soy Peque y os doy las últimas noticias desde este búnker de Villena donde me encuentro secuestrado en artículo 91.3 RP, primera fase del régimen más restrictivo para presxs catalogadxs de peligrosidad extrema y aplicado el régimen FIES con la intervención de toda clase de comunicaciones.
Los medios de desinfor mación no hacen mención de los incidentes que están sucediendo en las cárceles y aislamientos (cárceles dentro de las cárceles) y a los reclusos que se quejan un poco cogen a cinco o seis poniéndoles de cabecillas, les aislan y les aplican el primer grado de tratamiento. En este aislamiento, en el último mes, han sido quemadas varias celdas, cuatro internos han roto los cristales de las ventanas y los marcos de las mismas. Los mismos cuatro compañeros se han tragado mecheros, pilas, muelles y otros objetos a causa del confinamiento y de no tener dinero para llamar a sus seres queridos. Nosotros, otro compañero en lucha y yo, ya hemos echado las instancias y empezamos mañana, 1 de mayo, yo una huelga de hambre hasta el 14 de mayo y el comapñero los días 1, 3, 5, 7, 9, 11, 13 y 15, o sea, ocho días sin comer. Hemos mandado los escritos al defensor de nadie y al ministro del interior Grande-Marlaska comunicándole lo que está sucediendo en las cárceles, pues a los intervenidos nos han subido de 8 a 13 las llamadas telefónicas, puro paripé, pues ¿quién puede hacer 13 o 15 llamadas semanales, costando dos euros y medio la llamada? Serían 40 euros semanales o 160 mensuales. Tenemos, los que podemos, lo justo para el té y el tabaco, y muchos ni eso, como para disponer de ese dinero mensual para llamadas. Los dos primeros meses nos dieron una tarjeta telefónica de 10 euros, justo para realizar cuatro llamadas al mes, pero, en cuanto llegaron unos teléfonos de mierda, únicamente nos permiten hacer una vídeollamada semanal ‒grabada, si estás intervenido‒ de 10 minutos, ni siquiera de 40 minutos, que es lo que correspondería a una comunicación semanal corriente por cristales.
Han prohibido los traslados, pero a los dos compañeros que intentaron escaparse de Fontcalent, hace una semana, los trajeron en una conducción especial, ya en primer grado de tratamiento. En esta jodida cárcel, solo existen, para primer grado, dos galerías de diez celdas, ocho para segunda fase y dos para primera, más la tercera galería, para “área de progresión”, donde nadie se queja por nada, y la cuarta galería, con seis celdas, una de sujección mecánica y otras cinco para presos que la acaban de liar y están esperando que comiencen las conducciones para echarlos de esta cárcel. Casi ningún interno tenía televisor, o sea, que la manera de callarlos a todos ha sido darles a cada cual uno nuevo, con su caja. El 1 de mayo, íbamos a empezar la huelga de hambre colectiva de 15 días, con la participación de unos doce compañeros, pero alguno dio información y se los llevaron a todos a otros módulos o de conducción. Varios presos han cogido mis escritos como modelo para los suyos y llevan 15 días mandándolos al defensor de nadie y al ministro del interior.
Mientras, en los módulos de segundo grado, según me comentan, los funcionarios siguen con el negocio de traerles droga, para que no pasen mono los chavales, a precios abusivos, y a muchos presos eso es lo único que les importa, la puta droga, les da igual ver a sus seres queridos que no. Siento hasta verguenza ajena de tener que contar la realidad de lo que llaman prisiones y pronto “centros de reinserción”. Otros, por no alienarnos ni seguir a la manada, pasamos años y años encerrados 21 horas diarias en una celda, perdiendo la salud y en una guerra continua por no dejarnos quitar la dignidad, pues, como le he dicho hoy al director: “ya nos habéis quitado, y lo seguís haciendo día tras día, la vida, solo nos queda nuestra dignidad”. El día que acaben de matarnos, ese día, por fin, seremos libres.
Quiero recordar a una persona, a una compañera de Madrid, que acaba de realizar un acto, ella sabe cuál, por el que le estoy sumamente agradecido, lo mismo que por haberme escrito a Picassent y decirte, compañera, que te he escrito a Madrid, pero me devolvieron la carta… ya sabes los motivos. Salud y agradecido, compañera. También quiero agradecer a todos los grupos de apoyo que con vuestras cartas y movimientos visibilizando nuestros actos hacéis que nos sintamos un poco vivos. Sin todxs vosotrxs, nuestras luchas casi no tendrían luz ni sentido. Hacéis que desde la soledad y la oscuridad podamos ver un poco de luz al final dle túnel. Quizá penséis que podríais hacer más, pero eso también lo pienso yo por nuestra parte: “podríamos hacer más”. Sin embargo, sería injusto pedirles a compañerxs que hagan lo mismo que yo haría, pues cada cual tiene sus límites y no todxs tenemos las mismas condenas.
Sin más, compañerxs, me despido por hoy con un beso fraternal y un gran abrazo libertario de este vuestro compañero y, para algunxs, amigo, hermano, familia.
“Solo los que tienen libertad saben los que es perderla. Ahora, con el covid-19, viveréis algunxs en cárceles de oro, pero podéis haceros una idea de lo que es la cárcel con mayúsculas.”
Salud, ánimo y fuerza, anarquía y rebeldía.
José Ángel Martins Mendoza, miembro de COLAPSO
Para escribir al compañero:
José Ángel Martins Mendoza (intervenido)
Centro Penitenciario Alicante II
Ctra. N-330, km. 66
03400 Villena (Alicante)
Fuente: Tokata