…Todo lo que trajo el «desarrollismo», el «modernismo», el supremo crecimiento, es pura mezquindad y la pérdida total de la confianza en nuestras fuerzas: se pone siempre entre la comunidad al Estado. Entonces los vecinos son capaces de pagar a una empresa de seguridad o llamar al milico por miedo a que le roben un televisor. Milico que puede matar de un tiro por la espalda a su hijo o violar a su nieta. ¡Una insania social más del señor capital! Se recurre a la sospecha más que al arrime y conocimiento del otro. ¿Qué justicia son las cárceles? Hay que seguir este debate, dónde se cuadre. Porque mientras haya una gran parte de la humanidad que piense que la cárcel es lo que evita que alguien nos mate, pegue o agreda, estamos perdidos. Porque mientras pensemos que la represión y las rejas nos protegen más, nos parecemos a los gendarmes, y más nos alejamos de la libertad. Más nos alejamos de los pájaros. Y son tan libres…