Una vez un niño soñó con fugarse, fugarse de la mirada perniciosa, de la mano que acorrala, del gruñido que acosa, de noches tormentosas. Una vez un chico soñó con correr paraje adentro, encontrarse en otros rostros y otras risas y entrelazarse las manos para juntos seguir corriendo. Una vez un hombre soñó con huir, huir de la cárcel, de la prisión, del encierro, del aislamiento. Aquello quedó en un sueño. Nunca lo logró. Murió de encierro.
Huye hombre huye es el título del libro de Xosé Tarrio. De lectura obligada, relata en primera persona a modo testimonial las torturas, vejaciones y castigos que implementan las cárceles.
Su lectura golpea la palabra tan profundo que se hace imposible, casi insoportable, mirar para otro lado. Sin duda este lúcido y maravilloso texto impregna de rabia, pero también de conciencia a quienes lo leen. Marcó a toda una generación, pero más aún a una madre que hizo de él su lucha y supo sin lugar a dudas expandirla y compartirla, como antaño las revolucionarias que agitaban y alentaban mediante la oratoria, yendo de un lado para otro promulgando el ideario revolucionario. Del mismo modo, Pastora, madre de Xosé, supo difundir la lucha anticarcelaria, convirtiéndose en una incansable activista, en una compañera y una amiga para muchos.
Hoy, con el pecho encogido debemos darle un cálido adiós a Pastora Dominga González. Pastora fallecía el 25 de abril a causa de un infarto. Nos deja un vacío y una inmensa tristeza que solo podremos llenar manteniendo en pie su lucha. Contra el sistema penitenciario, de encierro y tortura; contra el cuerpo policial en todas sus formas; contra la justicia, sus jueces, sus fiscales y sus leyes que están fundados en intereses ideológicos burgueses; contra la burocracia que se encarga de nutrir de presos las cárceles; y contra toda la lógica de explotación y la desigualdad de clase que a través de la pobreza y la represión despedaza personas y comunidades, y origina el delito.
Pastora no será consciente de la realidad de su hijo y los demás presos hasta no toparse con la lectura del libro de su propio hijo: “Yo era una más de la sociedad, que cuando venía a ver a mi hijo, mi hijo jamás me contaba todo lo que le hacían. Yo me he encontrado con la realidad de la que mi hijo estaba pasando cuando leo este libro, y me vuelvo loca de la cabeza”.
Con Xosé Tarrio y sus compañeros de prisión se ponía en marcha el régimen FIES (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento) un sistema de encierro, que aún hoy persiste, dedicado a aislar por completo al preso. Veintidós horas de encierro en un espacio de dos por dos y una hora de patio con la única compañía del guardia. Xosé Tarrio ingresa en prisión por delitos comunes. Es durante su primer tiempo en encierro donde empieza a adquirir gran parte de su saber, leer es la única salvación, y no tardará en volcarse al ideario anarquista, que le dará la razón y los argumentos necesarios para emprender su lucha contra los muros de las prisiones, lo que le costará partes y más partes llegando a pasar 17 años encerrado en numerosos centros de exterminio del Estado español.
En 2004 es “excarcelado” por su terrible deterioro de salud. Diagnosticado de SIDA pasará sus últimos meses de vida en el hospital. En octubre del mismo año entra en coma. Tarrío fallecería en enero de 2005 a causa de una parálisis cerebral.
Pastora, al tomar conciencia de la terrible miseria por la que estaba pasando su hijo, regresa a Galicia, de donde es natural, desde Suiza, país al que había emigrado, para acompañar a su hijo en la lucha contra las cárceles, llegando a convertirse en todo un referente de la lucha anticarcelaria denunciando las torturas, vejaciones y miserias propias del encierro. Tras fallecer Xosé continuaría de manera incansable luchando, denunciando y divulgando su libro Huye Hombre Huye, que traducido a varios idiomas le permitiría realizar varias giras alrededor de Europa y por el Estado español.
Formará parte activa y fundamental del proyecto “Asociación Nais contra a impunidade’ (Madres contra la impunidad).
Una asociación que reunió a muchísimas madres que al igual que Pastora habían perdido a sus hijos e hijas dentro del presidio, o como Xosé se encontraban viviendo en condiciones de tortura y aislamiento. Tanto Pastora como otras mujeres de la asociación fueron encausadas por denunciar la muerte de Diego Viña, asesinado por los funcionarios de prisiones en el cuartel de Arteixo. Después de varios años de terrible burocracia fueron absueltas.
“Nosotros no tenemos tiempo ni ganas de venirnos abajo. Ánimo y fuerzas compañerxs. Lo verdaderamente importante aquí es tener la conciencia tranquila y saber porque luchamos y los motivos de nuestra lucha.
Tenemos que tenerlo claro y esos son nuestros sueños de amor y solidaridad. Nuestra lucha es justa y llena de amor y no podemos dejar que nadie nos eche nuestro trabajo, nuestra lucha de años abajo, de eso nada.”
Nos dejas una enorme lección de lucha, de coraje y de rebeldía, al igual que tu hijo Xosé Tarrio, ejemplo incalculable de lucha para todas nosotras.
Que la tierra te sea leve querida Pastora. Te llevamos en nuestros corazones.
Fuente: Todo por hacer