Este sábado, 25 de enero, se celebrará la séptima edición de la marcha de antorchas contra la cárcel de Ponent en Lleida, con el objetivo de visibilizar la situación que viven las personas privadas de libertad y cuestionar el papel que juegan las cárceles y los diferentes espacios de reclusión en nuestra sociedad.
A finales de este mes de enero se cumplirán cinco meses desde que una veintena de personas presas en diferentes penales del Estado español comenzó la huelga de hambre rotativa –de diez días cada una– para visibilizar una tabla reivindicativa con catorce puntos, que según ellas atentan contra la dignidad, la integridad y la salud de las personas presas y sus familias y amistades. Esta propuesta de movilización nació en 2016 con la intención de crear una comunidad de lucha en la que participen diferentes agentes sociales y que vuelva a poner el foco en la realidad que se vive dentro de las cárceles y a cuestionar cuál es la función de estos espacios de reclusión en nuestra sociedad. Está inspirada en otras experiencias anticarceraries que se remontan a los tiempos de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL), un movimiento de lucha surgido en 1976 desde dentro de la cárcel de Carabanchel. Las demandas actuales, no muy diferentes de las que hacía la COPEL hace más de cuarenta años, se centran en denunciar la desatención sanitaria que sufren las personas presas, exigir la excarcelación las personas con enfermedades graves, tal como marcan los artículos 104.4 y 196 del Reglamento penitenciario, acabar con los departamentos de aislamiento –en los que las personas pueden llegar a pasar 22 horas solas sin contacto con nadie–, los regímenes FIES y la dispersión, medidas mediante las cuales las cárceles también acaban afectando gravemente la vida de los familiares y las amistades de las personas privadas de libertad.
Según datos publicados por parte del funcionariado de prisiones, en 2019 perdieron la vida 199 personas en los centros penitenciarios del Estado español –veinte de ellas en las cárceles catalanas–, la mayoría de ellas por sobredosis o suicidio. Este 2020, ya son 12 las personas muertas en estos centros. La última defunción se produjo en la cárcel de Jaén el pasado miércoles, donde los carceleros encontraron ahorcado en su celda a un hombre de 70 años.
Con el objetivo de dar luz sobre estas realidades, tan invisibilizadas en los medios de comunicación e incluso dentro de los movimientos sociales y la izquierda parlamentaria, este sábado se celebra la séptima edición de la marcha de antorchas contra la prisión de Ponent. Desde el Grupo de Apoyo a Presxs de Lleida, colectivo encargado de organizar las jornadas, aseguran que a pesar de que a lo largo de los años han pasado diferentes personas por el grupo, “siempre es un acto que tenemos muy presente y hay mucha gente diferente que implica en la organización”, ya sea preparando las antorchas, cocinando, acondicionando los espacios o acogiendo gente en casa. “Para nosotrxs, las cárceles son instrumentos hechos a medida para mantener el orden establecido, son la última consecuencia para las personas pobres, disidentes, marginadas o excluidas por este mismo sistema depredador. Son la parte física y visible de toda una red de violencia y terror estatal. No creemos ni queremos este sistema de dominación, no creemos en las prisiones ni las queremos”, afirman desde la organización, y por eso están organizando esta marcha desde hace siete años: “cada año que pasa tenemos más motivos para volver a salir a las calles, organizar la rabia y romper la normalidad. Para encender las antorchas y apagar el silencio. Para decir a las compañeras presas que no están solas y para resquebrajar un poco más los muros “, concluyen.
Como novedad, en esta edición las jornadas acabarán con una cena en el mercado del barrio de la Mariola, uno de los barrios más populares de la ciudad y donde las prisiones afectan –de forma directa o indirecta– a mucha gente. “Hemos intentado tener esto en muy en cuenta, y alguna gente que vive en el barrio también nos ha ayudado a preparar y acondicionar el espacio”, se espera a alrededor de 80 personas para cenar.
“Este año estamos un poco nerviosxs por ver que pasará con los Mossos, ya que el año pasado nos bloquearon el paso y no nos dejaron terminar la marcha a las puertas de la prisión tal como habíamos hecho en otras ocasiones”, explican desde del grupo de apoyo, y también aseguran que los persiguieron una vez terminada la marcha y hubo careras y algunas identificaciones: “esperamos que este año no hagan lo mismo”. En esta edición la marcha quiere enfocar especialmente la desatención sanitaria que sufren las personas presas, y por eso durante el recorrido se leerá un manifiesto y antes de la marcha se realizará una mesa redonda en la que participarán Gonzalo Tejerina, médico y miembro del colectivo Solidarios por la Sanidad, Noa Prieto –mujer transexual que ha pasado once años privada de libertad en diferentes talegos– y miembros del colectivo Fuig, grupo de apoyo a presos de Barcelona. La marcha comenzará este sábado a las 19 h desde la plaza Europa de Lleida, y una vez finalizada habrá un espectáculo de títeres, por parte de la compañía Títeres desde Abajo, cena y un concierto de Lxs Duendes del Parque.
Fuentes: La directa y Tokata