El infierno es un lugar muy pequeño

La idea del infierno nace con las primeras civilizaciones como aquel lugar para el castigo ubicado en el inframundo. Un lugar que, aunque hay ido cambiando por la influencia de diferentes culturas y religiones, siempre ha sido representado como un espacio de tormento y sufrimiento eternos. En la actualidad, comparar algo con el infierno es evocar algo doloroso, penoso, angustiante, y torturante. Si pensamos en el mundo carcelario, el averno, serían las situaciones de aislamiento penitenciario.

“El infierno es un lugar muy pequeño”, de hecho, es un libro1 que recopila los testimonios de hombres y mujeres que están o estuvieron presos en régimen de aislamiento en las prisiones de Estados Unidos (el país que más personas encarceladas tiene en el mundo). Los textos que se recogen describen los efectos devastadores que el confinamiento solitario provoca en sus mentes y cuerpos. Sin embargo, también describe la solidaridad expresada entre individualidades que viven unas al lado de las otras durante años sin encontrarse nunca cara a cara. En esta situación límite siempre están presentes los espectros de la locura, el suicidio, y la lucha por mantener la esperanza y la humanidad frente a la soledad forzada y la privación paralizantes. Los relatos recogidos se complementan con las voces de otras personas que desde su profesión pueden constatar los devastadores efectos en la salud física, mental y emocional.

Pero no tenemos que irnos muy lejos para encontrar otros testimonios igualmente aterradores en nuestros países. Las narraciones de las experiencias vividas en las secciones de aislamiento en las prisiones por todo el mundo son un potente grito de angustia de hombres y mujeres enterrados en el fondo del pozo. Aislar física y socialmente a las personas (apartarlas de la compañía de otras), reducir cualquier tipo de estimulación sensorial y ambiental (encerradas en lúgubres cubículos con apenas actividades) y arrancarlas el control sobre casi todos los aspectos de la vida cotidiana (no tener autonomía y estar estrechamente vigiladas) son lo que caracteriza este encierro dentro del encierro. Algunas de las experiencias que esta forma de maltrato y tortura generan dicen que:

Es volverse invisible. Mualimm-ak escribe que las personas en aislamiento “se vuelven desesperadas por tener contacto con otro ser humano […] Al perder ese contacto, se pierde el sentido de identidad. Uno se convierte en nada. Eso es lo que quiero decir cuando digo que me volví invisible incluso para mí mismo”.

Es como estar muerto en vida. Jacques Merine lo definía como lo más parecido a estar en una lápida a la que, de tanto en tanto abrían la tapa para comprobar si aún continuabas respirando.

Es volverse loca. Miguelina así lo vivió: “Estás todo el tiempo sola. Sentía angustia, llanto. Me estaba trastornando, como viendo cosas que no había, ya hablaba sola. Estaba como enloqueciendo, porque ya creo que pensaba tonterías, hablaba sola, y nunca había nadie”.

Es animalizarse. Santi relata como en esa situación era inevitable animalizarse, al mismo tiempo que imprescindible para sobrevivir. “Te obligan a renunciar a la humanidad y acabas convirtiendo el odio en pura pulsión”.

Es desear morirte o acabar suicidándote. Javiera así lo contaba: “No tienes donde mirar, todo igual, solo la pared y el muro. Entonces empiezas a pensar, a pensar, a pensar y eso te va deprimiendo. Es algo para lo que una tiene que prepararse psicológicamente. Porque hay personas que le afectan, que no son tan fuertes como otras y les afecta, o sea, salen medio mal o, incluso, … no salen”.

La lacra de los suicidios en las prisiones es otra realidad silenciada. Estar en aislamiento, además, es un factor de riesgo que incrementa la posibilidad de llevarlo a cabo.

Visibilizar estas situaciones es una forma de romper los muros y asomarnos al abismo que supone imaginar el encierro desde el encierro. En tiempos donde estamos cuestionándonos nuestra propia humanidad ante el genocidio en directo del pueblo palestino me arrogo la pregunta: ¿Cómo afecta a nuestra humanidad deshumanizar a otras personas hasta tal punto que les permitimos vivir en condiciones degradantes incluso para cualquier animal, y hacerlo en nombre de nuestra propia seguridad y bienestar?

1 https://solitarywatch.org/new-book-hell-is-a-very-small-place-voices-fro…

Fuente: Desinformemonos

II año de la campaña de verano «La cárcel es un infierno»

LA CÁRCEL ES UN INFIERNO…. COMBATAMOS EL CALOR

En pleno verano el calor se vuelve insufrible. Nos sentimos cansadxs, irritadxs, con dolores musculares y de cabeza… con una necesidad incontrolable de tomar agua fría y alimentos que nos refresquen un poco, de encontrar espacios con aire acondicionado, de acudir a playas, piscinas y sumergirnos en agua para dejar de sentir el calor pegado a nuestra piel por un rato. El descanso nocturno tan necesario a veces resulta difícil de lograr. Ventilar, aprovechar para salir a la calle cuando cae el día, buscar formas de repeler a los insectos… son los consejos básicos y lógicos que cada año se repiten. Consejos imposibles de llevar a cabo estando encerradx entre muros de hormigón y con nada de autonomía para decidir nuestros horarios, lo que comemos o donde ir.

En prisión cuando sucede un hecho anómalo como fue la pandemia, las bajadas extremas de temperatura en invierno, las olas de calor del verano, la hostilidad que se vive dentro se multiplica, y se desatan consecuencias muy negativas que ya se mantenían pendientes de un hilo fuera de la hostilidad añadida.

Estamos viviendo una ola de calor en gran parte de Europa. Las compañeras y compañeros que tienen secuestradas en las prisiones se encuentran desesperadas. Ahora en verano se tienen que seguir cumpliendo rigurosos horarios que no van acorde a las temperaturas, como salir al patio al mediodía o tener que encerrarse en la celda hasta el día siguiente a partir de las X de la noche. Por la noche cuando “refresca” un poco, es cuando no hay opción de salir fuera de 4 paredes. Peor es aun para quien está en aislamiento, en 1r grado o pagando una sanción, y que tienen que pasar en la celda más de 20 horas al día.

Hay personas que comentan que la alimentación no está adaptada a cada época del año, y que a veces en pleno verano hay guiso o garbanzos calientes para comer. Otro compañero preso en una cárcel catalana nos cuenta que en la prisión donde se encuentra, la máquina de agua fría embotellada (que obviamente hay que pagar) no funciona, por lo que la única opción es beber agua del grifo a “temperatura ambiente”. Otras nos explican que se duchan continuamente para no asfixiarse, y que se cambian 7 veces al día de camiseta por la sudoración.

En las prisiones no hay mosquiteras en las pequeñas ventanitas de las celdas, que puedan proteger de las picaduras. Desde Huelva nos dicen que no pueden más con los mosquitos, que tienen el cuerpo acribillado.

Recordamos que las cárceles no son espacios climatizados, por lo menos en las partes donde tienen que habitar las personas presas. Las celdas no cuentan con ventilación suficiente, ni con sistema de control de la temperatura. La única opción es disponer de algún ventilador. Recordamos que los ventiladores no forman parte de la infraestructura básica del propio lugar de encierro y que quien lo quiera, tiene que pagarlo como prácticamente todo dentro. Recordamos también que a veces, según las propias normativas de cada centro y lo que allí se consideran “motivos de seguridad” no permiten tener ventiladores, especialmente en módulos de aislamiento. A veces de forma general, a veces para personas concretas cuando pagan una sanción. Esto supone tirarte más de 20 horas al día encerrado en una habitación sin ninguna clase de aparato que alivie un poco el calor y con limitaciones varias añadidas, que a veces incluso pueden ser no poder tener bolígrafos para escribir, si así lo considera el centro.

La cárcel mata y sus múltiples consecuencias son una cuestión evidente.

Vejaciones, humillaciones, acoso, desprecios, violencia, abusos de poder constante, chantaje… Precariedad y explotación laboral… Desatención médica y falta de profesionales que obliga a que lxs carcelerxs hagan funciones de “enfermerxs”, como pasar revisión entre presxs para valorar quien tiene o no que ir a consulta médica, falta de acompañamiento y tratamientos para patologías graves como epilepsia, cáncer, trastornos de alimentación, salud mental, movilidad reducida y un larguísimo etcétera. Alejamiento de lo que se quiere y de quien se quiere, olvido, sensación constante de agobio, ansiedad, preocupación por el futuro. Indefensión jurídica. Desesperación, depresión, pocas ganas de seguir viviendo en estas condiciones sin saber hasta cuando. Y a todo esto se le suma lo dicho anteriormente, de vez en cuando hechos que amplifican o añaden más dolor al propio día a día: ahora sufrir constantemente un calor inaguantable.

La cárcel mata, a veces muy lentamente, y no mira atrás. La opacidad de sus muros, normativas y vacíos legales permite que las vidas que se lleva consigo o las que sufren y resisten allí dentro se pierdan en el olvido o, incluso, en el eterno anonimato. Es una estructura que solo responde a unos intereses determinados, y radicalmente opuestos a los nuestros. No dejemos que el silencio nos haga cómplices.

Es por eso que por segundo año os animamos a sumaros a esta convocatoria. Llamar a las siguientes prisiones, en días concretos para exigir algo muy básico para la salud y el bienestar de las personas: VENTILADORES, AGUA FRIA Y MOSQUITERAS, para todxs lxs que se encuentran encerradxs, también en aislamiento. Si preferís ocultar vuestro número de teléfono, podéis hacerlo añadiendo al principio del número de la prisión el prefijo “#31#”. Podemos recordar la temperatura a la que nos encontramos, los consejos básicos para soportar el verano y prevenir consecuencias en nuestro cuerpo. Podemos exigir hablar con algún responsable, que conste y se registre nuestra queja. Podemos hacerles ver que nos acordamos de las personas que están presas y de las condiciones en las que tienen que vivir. Para nosotrxs que estamos fuera solo suponen llamadas de teléfono, pero para las personas que están dentro significa que alguien les dedica unos minutos, significa que algo de aire fresco llega a su encierro.

Exigimos ventiladores, agua fría y mosquiteras. También en aislamiento.

Abajo todos los muros.

 

Fuente: La Corda

 

Muerte en la prisión de Huelva

Ayer día 7 de julio de 2025 recibimos la trágica noticia de que, una vez más, se nos ha ido alguien especial, perdiendo la vida entre las rejas oxidadas de una prisión, con los arrogantes muros por testigo.

Supimos de la trágica noticia a través de la llamada directa de un familiar a una de las componentes de la Coordinadora de Familias y Pres@s y fuimos informadas de que el suceso, la muerte de nuestro compañero Ramón, ocurrió el domingo 6 de julio de 2025 en el Departamento de Aislamiento del Centro Penitenciario de Huelva.
Ramón era una persona íntegra y valiente que no dudaba en poner voz y explicar el maltrato que recibía por parte del sistema penitenciario en las diversas cárceles donde estuvo, que no fueron pocas. Cumplía una pena de prisión y sorprendentemente, le quedaba muy poco para su licenciamiento definitivo.

Natural de Huelva y con tan solo 35 años, mantenía contacto con diversos colectivos y entidades, como «Katearen Loturak», la «Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía» o nuestra misma «Coordinadora de Familias y Presxs» así como esa gente que de modo individual, están sensibilizados con la lucha por los derechos de las personas en general y los derechos de las personas privadas de Libertad en particular, y todas y cada una de nosotras estábamos de acuerdo en algo: “Ramón estaba en el límite”, muy cansado de sufrir penurias y malos tratos. Lo tratamos de ayudar a través de las distintas posibilidades existentes, como darle soporte a través de carteo, comunicaciones o bien poner su situación en conocimiento del Defensor del Pueblo a través de escrito o bien realizar llamadas telefónicas en masa al centro penitenciario, preguntando por su estado de salud (a sabiendas de que no nos iban a informar y con el fin de que el centro penitenciario fuera consciente de que había gente atenta a lo que ocurría).

Tras la última situación complicada por la que pasó, en la que tuvo una crisis que se saldó con 155 grapas en brazos y piernas en un intento autolítico ocurrido en la prisión de Córdoba. De este hecho tuvo conocimiento el Defensor del Pueblo y obviamente, todos los denominados profesionales, los cuales es innegable, no actuaron debidamente, visto el resultado.
Tras este incidente fue trasladado al Centro Penitenciario de Huelva y según fuentes «Los Protocolos de Prevención de Suicidios» (conocidos por su demostrada ineficacia) estaban activados.
A pesar de que su problemática de patología dual era por todas conocida, fue trasladado al Departamento de Aislamiento en Primer grado, lugar y régimen poco o nada recomendable para una persona que ha pasado por lo que pasó recientemente y por lo que sabemos, “vivía solo en la celda donde falleció”, con lo que de ello se desprende…

Desconocemos los detalles de éste más que cantado y lamentable suceso, sin descartar ninguna posibilidad, pero sea como quiera que haya sido, estamos seguros de que quien lo ha matado ha sido la prisión, un sistema salvaje y cruel que, como -lobo con piel de cordero-, afirma teenr la intención de querer rehabilitar y reinsertar a sus inquilinos cuando en realidad los desestructura, los desocializa, los despersonaliza, los castiga duramente y acalla en seco dignidad e ilusión, echando gruesas mochilas cargadas de pesadas piedras con esquirlas de metal sobre las espaldas de familiares y de aquellos que sin ser familia directa, sentimos cada uno de estos episodios como nuestros, porque hay que decirlo, no es una, son muchas, y estamos ya muy cansadas de ello.
La maquinaria penitenciaria es como una cuchilla de afeitar ante unos pies descalzos.

Ramón nunca calló y siempre alzó la voz ante las injusticias, entró en prisión a cumplir una condena, no a morir y hoy, puesto que sin voz te dejaron, compañero, queremos alzar la nuestra para denunciar en voz alta a los responsables de tu ausencia, a aquéllos que hicieron, o bien a aquellos que nada hicieron cuando deberían haberlo hecho. Dependerá.
E.P.D.

¡Abajo los muros de las prisiones!
«Coordinadora de familiares y Pres@s»

Iniciativa por la libertad de Antonio Arevalillo Sanz

Antonio Arevalillo Sanz (Segovia, 1958) desde los 9 años creció en el barrio bilbaíno de Zorroza y en los años 70, como otros muchos jóvenes de origen humilde, se dedicó al atraco de bancos, joyerías y supermercados. Desde su primera detención grave, en el año 1974, ha sido detenido docenas de veces, se ha fugado tres o cuatro veces, participó en la lucha de la COPEL y en el año 1983 fue uno de los protagonistas de una revuelta en la prisión de Basauri.

En total ha permanecido preso más de 42 años, 15 de ellos en régimen de aislamiento (Régimen Especial, FIES y art.10).
Hace unos años le fue detectado un tumor nasal que ha requerido cinco complejas operaciones quirúrgicas. En el año 2016 Antonio cumplió las ¾ partes de su condena por lo que cumple las condiciones para acceder a la libertad condicional.

Amig@s cercan@s de Antonio, junto a la asociación vasca GGEBE-ADDSI (Asociación para la Defensa de los Derechos Sociales e Individuales), han iniciado una campaña para exigir su libertad inmediata. Para apoyar las gestiones que estamos realizando pedimos que se envíen cartas y e-mails al Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, el JVP nº5 de Madrid (responsable de Estremera), la SGIP y la Junta de Tratamiento de la cárcel de Estremera.

(Adjuntamos modelos de escritos con las direcciones a las que enviar)

Os agradeceríamos información sobre las iniciativas solidarias  así como el apoyo público a esta iniciativa. También os animamos a enviar cartas, postales, telegramas, etc al propio Antonio:


Antonio Arevalilo Sanz

Centro Penitenciario Madrid VII
Ctra M-241, km 5.750
28595 Estremera (Madrid)

GGEBE-ADDSI    contacto: ggebe-addsi@protonmail.com
Gizabanakoen eta Gizarte Eskubideen Babeserako Elkartea/Asociación para la Defensa de los Derechos Sociales e Individuales

Modelo de escrito y direcciones para enviarlo

Fuente: Tokata

No es un caso aislado: Las cárceles son centros de exterminio. Miguel desde A Lama

Miguel es un compañero preso en la cárcel de La Lama, en Pontevedra.
Recientemente ha contado las torturas que ha recibido por parte de los carceleros y ha pedido que difundamos sus palabras para señalar a sus torturadores. Sabemos que este caso no es único y que, día a día,
en las cárceles se tortura, violenta y aisla (dentro del propio aislamiento) a las personas que están privadas de libertad. Por ello, hacemos un llamado a compartir esta y tantas otras experiencias para visibilizar la realidad de las cárceles. Que los muros caigan y les preses salgan!

Aquí las palabras de Miguel:

10 de febrero de 2025

Llevo de 14 años preso, 11 años y medio en 1r Grado*, me he recorrido 17 prisiones. Hace 3 días, me vinieron les carceleres equipades con: chalecos, cascos, escudos, rodilleras, coderas, porras… Me pegaron tremenda paliza, me llevaron desde Aislamiento a la Enfermería, con los grillos**. Una vez allí, el médico Dr. Enriquillo me pinchó a saberse lo qué, después me ataron a la cama con correas homologadas, siendo yo epiléptico***. El Jefe de Servicios Dr. Chan me torturó dándome con la porra en la planta de los pies y mas extremidades. Estuve toda la noche atado y parte de la mañana.

* 1r grado: El primer grado penitenciario es la forma más estricta de cumplir con la pena privativa de libertad.

**Grillos: Se refiere a grilletes, tambien conocidos como esposas o manillas.

***Ante una crisis epiléptica es muy peligroso estar atade por riesgo de ahogamiento. El cuerpo debe estar en posición lateral y poder moverse libremente.

Si quieres escribirle palabras de apoyo:


Miguel Codón Belmonte

Centro Penitenciario A Lama
Monte Racelo s/n
36830 A Lama, Pontevedra

 

Cualquier muestra de solidaridad del tipo que sea es bienvenida!!
Abajo los muros

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Marcha A La Cárcel De Villanubla (Valladolid), El 19 De Enero


Aquí tenemos la convocatoria de una marcha a la cárcel de Villanubla (Valladolid) para el próximo 19 de enero con el propósito de mantener vivo en Castilla y León el espíritu colectivo anticarcelario y denunciar la realidad inhumana de las cárceles españolas, en tiempos en que el eufemismo y la tergiversación dificultan enormemente la conciencia crítica de lo que pasa ahí dentro. Lxs compañerxs convocantes centran su denuncia en tres aspectos especialmente sangrantes de la máquina antihumana carcelaria: la sobreexplotación laboral, sin derechos, que ellos llaman, con toda la razón de su parte, trabajo esclavo; el criminal abandono médico-sanitario; y la vigencia del alegal régimen especial de máxima crueldad instaurado desde la Transacción para neutralizar hasta la locura y el exterminio la rebeldía de lxs presxs. Situaciones que, como muchas otras, no han mejorado bajo el gobierno de que dice ser de izquierdas, sino que han continuado degradándose hasta la putrefacción. Ahí va el manifiesto elaborado por lxs compañerxs de la Asamblea Anticarcelaria de Valladolid que convocan la marcha:

LOS MOTIVOS DE LA MARCHA A VILLANUBLA DEL 19/01/2025
Es obvio que la cárcel castiga a la pobreza y que no rehabilita ni busca la reinserción social. En este momento vemos adecuado centrar como objetivos de la Marcha estos tres motivos:

1. EL TRABAJO ESCLAVO:

Conocidas empresas y grandes centros comerciales se lucran de la sobreexplotación que legalmente practican con la población reclusa, mediante salarios de miseria, (salarios siempre inferiores a la mitad del salario mínimo y, en ocasiones, por debajo del euro/hora y vulneración de derechos laborales). No hay un baremo o lista de acceso y los despidos son «ceses», no precisando, en realidad, ser motivados o justificados El ente contratador es la entidad publica TPFE (Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo) adscrito al Ministerio del Interior. Los productos o servicios que se obtienen del trabajo pueden ser para empresas externas (como hemos dicho grandes superficies comerciales, el Corte Inglés, Carrefour, o Mercadona especialmente) o para la propia Administración carcelaria a través de los servicios en cocinas, economato etc. Las Juntas de Tratamiento adjudican los trabajos y el Director de la cárcel podrá extinguirlos (no existen despidos, sino «ceses», que no requieren ser motivados). Las mujeres continúan siendo discriminadas laboralmente, lo que se constata tanto en la modalidad de puestos adjudicados, menos cualificados, como en el salario que reciben. Según estudios jurídicos fiables, sí es posible la defensa de los derechos sindicales de afiliación y huelga y desde aquí animamos a los sindicatos combativos a ponerla en marcha.

2. ABANDONO SANITARIO:

El colapso de la atención sanitaria lleva años profundizándose y se caracteriza por la importante escasez de profesionales, (en el caso de los médicos, hasta un 90% de bajas no son renovadas o son parcialmente sustituidas por subcontratas y/o telemedicina), mientras se crean profundas grietas en la atención especializada de procesos crónicos, que debe hacerse mediante hospitalización y apenas se cumple. Y no digamos de la atención psiqiátrica o ginecológica. Todo eso ha disparado la morbi-mortalidad así como el número de suicidios, que se multiplica por siete respecto de lo que ocurre fuera de los muros. Se atienden mal y tarde las emergencias y el personal sanitario se convierte en escudo de los carceleros para administrar la contención mecánica y/o química., en una especie de SUBMEDICINA … En vez de atender a los enfermos se defienden de ellos.

3. AISLAMIENTO PENITENCIARIO:

La Justicia penal, establece como condena la privación de libertad por el tiempo que considera necesario para resarcir el daño causado. Sin embargo, tanto dicho poder judicial como el Sistema Penitenciario, (en su Regamento Penitenciario se habla de reinserción y rehabilitación) traducen en clave de CASTIGO todas sus actuaciones, como lo demuestran las constantes extralimitaciones de los responsables carcelarios como el habitual silencio cómplice de los jueces de Vigilancia Penitenciaria, consumándose esta práctica en la figura de Aislamiento Penitenciario, que bajo diversas formas existe desde los tiempos de la COPEL como respuesta a su lucha incansable, endurecida o sofisticada con medidas como el FIES, Régimen Especial, Régimen Cerrado o primer grado para afrontar a lo largo de los años toda iniciativa de las personas presas por mejorar dichas condiciones, utilizando el método de combinar premios y castigos en función de la sumisión y docilidad obtenida frente a las actitudes de quienes no se doblegaban. Es cierto que ha venido reduciéndose el número de personas en primer grado, pero sólo en la medida que ellos (la Administración) van consiguiendo sus objetivos. .Recientemente diversos organismos de Derechos Humanos, OTEANDO entre otros muchos, han comenzado una campaña contra el Aislamiento, que  incorporamos a este Manifiesto de la marcha Villanubla y a la que expresamos nuestro total apoyo.

POR LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS PRESAS
ABAJO EL TRABAJO ESCLAVO
EL ABANDONO SANITARIO.
EL AISLAMIENTO CARCELARIO
Fuente: Tokata

Aislamiento penitenciario

Bienvenidos y bienvenidas al Menos Lobos nº 83. En el programa de hoy, repasamos las últimas noticias sobre represión. A continuación, en la sección corta «contra la represión, solidaridad», presentamos el crowfunding lanzado para recaudar fondos para gastos legales por el caso Spora, por el que 24 activistas climáticos fueron detenidos y están siendo investigados por «organización criminal». Después, dedicamos el monográfico a hablar del aislamiento penitenciario, la cárcel dentro de la cárcel. Su regulación, el tipo de personas que se encuentran aisladas, las condiciones de vida, abusos y torturas, y sus consecuencias. ¡Esperamos que os interese!

Fuente: Menos lobos

Presentación de «Pájaros azules. Un retrato del sistema carcelario» con Santi Cobos y la actuación de la bailaora Askoa Etxebarrieta «La Pulga»

El jueves 14 de noviembre, a partir de las siete y media de la tarde,  La Libre  albergará la presentación del libro Pájaros Azules. Un desgarrador relato de primera mano y una crítica feroz contra el sistema penitenciario de la mano de Santi Cobos (26 años preso y casi 20 de ellos recluido en el horror de las celdas de aislamiento).
Al termino y dentro del ciclo «Artistas comprometidos», gran sorpresa con la actuación de la bailaora de flamenco Askoa Etxebarrieta «La Pulga» que bailará «Versos de intramuros».

En ese relato, en ese testimonio de Santi Cobos mediante el que describe el sistema penitenciario, se mezclan la crudeza, el humor, el odio, la ternura y la reflexión. «Sí, me considero un superviviente. Porque durante muchos años tuve asumido que no sobreviviría a la cárcel. Porque he salido vivo de una guerra, a diferencia de la mayoría de mis compañeros. Por eso toda esta conversación, y la predisposición a dar testimonio allí donde me llamen. Dar testimonio es lo más valioso que puedo hacer. Denunciar todo lo que no pude denunciar durante aquellos años: el sistema carcelario, la impunidad de los carceleros, las torturas, todas las personas que se dejaron allí la piel como perros, y las que se la siguen dejando hoy en día. Este libro también es en su honor. Siento que tengo la opción de plantar una pequeña semilla de empatía hacia las personas presas, de conocimiento sobre lo que ocurre en las cárceles, de duda hacia el sistema de castigo basado en el encierro.

A veces me preguntan, sobre todo en ambientes religiosos, “¿Les has perdonado?”; “Sí, por supuesto. Porque, como escribió Oscar Wilde, ‘Perdona siempre a tu enemigo, no hay nada que le enfurezca más’”. Y se parten todos de risa. Esto tenemos que meterlo en el libro, sin falta.»

«Para ser atendido tienes que ser amigo de carceleros, autolesionarte o hacer huelgas de hambre»

Compartimos un breve escrito de dos compas que se encuentran presos en Madrid VII (Estremera). Una vez más denuncian la grave desatención médica, tanto la que sufren ellos como muchas otras personas de esta cárcel. Comentan que no les visita el médico. Los dos nos mandan las instancias de sus ultimas huelgas de hambre; piden que se publiquen junto con su comunicado.

Agosto 2024

Yo Santiago Rodríguez vengo a denunciar la gravísima desatención médica del Centro Penitenciario Madrid VII, Estremera. En este penal no se dispensa consulta médica. Para poder ser atendido por un medico tienes que ser amigo de los carceleros, autolesionarte o tomar otras medidas más sutiles, como hacer plantes o huelgas de hambre.

Me encuentro bastante enfermo. Tengo artrosis degenerativa, la rodilla izquierda destrozada. Me cuesta caminar y tengo unos dolores horribles. Además, sufro de ansiedad crónica y en ocasiones caigo al suelo. NO ME SACAN AL MÉDICO; NO TENGO NINGUN TRATAMIENTO. Así, el pasado día 29/05/2024 hice una huelga de hambre. Pronto haré otra.

El pasado 05/06/2024, el compañero Santiago Rodríguez se negó a bajar de la celda. Se encontraba con mucha fiebre y apenas podía respirar. Los carceleros le sacaron de la cama, arrastrándole desnudo hasta aislamiento. Eso sí, tuvieron la delicadeza de echarle una manta por encima, además de instruirle dos sanciones muy graves. Después, por fin, le llevaron a Enfermería, donde se le diagnosticó infección pulmonar y tuvo que ser asistido con oxígeno durante 20 días. Al mismo compañero, en el día de hoy, sin explicación ni motivo, se le ha retirado parte de la medicación psiquiátrica. Ha iniciado una huelga de hambre y sed. Deseémosle fuerza y suerte.

Y así podría contar infinidad de cosas, pero la gente tiene en ocasiones miedo a revelar su identidad y sus datos. Piensan con ello que los carceleros serán más piadosos.

Ventiladores, agua fría y mosquiteras. También en aislamiento. Cambio climático y prisiones

En pleno verano el calor se vuelve insufrible. Nos sentimos cansadxs, irritadxs, con dolores musculares y de cabeza… con una necesidad incontrolable de tomar agua fría y alimentos que nos refresquen un poco, de encontrar espacios con aire acondicionado, de acudir a playas, piscinas y sumergirnos en agua para dejar de sentir el calor pegado a nuestra piel por un rato. El descanso nocturno tan necesario a veces resulta difícil de lograr. Ventilar, aprovechar para salir a la calle cuando cae el día, buscar formas de repeler a los insectos… son los consejos básicos y lógicos que cada año se repiten. Consejos imposibles de llevar a cabo estando encerradx entre muros de hormigón y con nada de autonomía para decidir nuestros horarios, lo que comemos o donde ir.

En prisión cuando sucede un hecho anómalo como fue la pandemia, las bajadas extremas de temperatura en invierno, las olas de calor del verano, la hostilidad que se vive dentro se multiplica, y se desatan consecuencias muy negativas que ya se mantenían pendientes de un hilo fuera de la hostilidad añadida.

Estamos viviendo una ola de calor en gran parte de Europa. Las compañeras y compañeros que tienen secuestradas en las prisiones se encuentran desesperadas. Ahora en verano se tienen que seguir cumpliendo rigurosos horarios que no van acorde a las temperaturas, como salir al patio al mediodía o tener que encerrarse en la celda hasta el día siguiente a partir de las X de la noche. Por la noche cuando “refresca” un poco, es cuando no hay opción de salir fuera de 4 paredes. Peor es aun para quien está en aislamiento, en 1r grado o pagando una sanción, y que tienen que pasar en la celda más de 20 horas al día.

Hay personas que comentan que la alimentación no está adaptada a cada época del año, y que a veces en pleno verano hay guiso o garbanzos calientes para comer. Otro compañero preso en una cárcel catalana nos cuenta que en la prisión donde se encuentra, la máquina de agua fría embotellada (que obviamente hay que pagar) no funciona, por lo que la única opción es beber agua del grifo a “temperatura ambiente”. Otras nos explican que se duchan continuamente para no asfixiarse, y que se cambian 7 veces al día de camiseta por la sudoración.

En las prisiones no hay mosquiteras en las pequeñas ventanitas de las celdas, que puedan proteger de las picaduras. Desde Huelva nos dicen que no pueden más con los mosquitos, que tienen el cuerpo acribillado.

Recordamos que las cárceles no son espacios climatizados, por lo menos en las partes donde tienen que habitar las personas presas. Las celdas no cuentan con ventilación suficiente, ni con sistema de control de la temperatura. La única opción es disponer de algún ventilador. Recordamos que los ventiladores no forman parte de la infraestructura básica del propio lugar de encierro y que quien lo quiera, tiene que pagarlo como prácticamente todo dentro. Recordamos también que a veces, según las propias normativas de cada centro y lo que allí se consideran “motivos de seguridad” no permiten tener ventiladores, especialmente en módulos de aislamiento. A veces de forma general, a veces para personas concretas cuando pagan una sanción. Esto supone tirarte más de 20 horas al día encerrado en una habitación sin ninguna clase de aparto que alivie un poco el calor y con limitaciones varias añadidas, que a veces incluso pueden ser no poder tener bolígrafos para escribir, si así lo considera el centro.

Aprovechamos este escrito para sacar a la luz que el pasado miércoles 17 de julio de 2024, un compañero del módulo 12 de la cárcel de Brians II (Barcelona) se quitó la vida, ahogándose con una sábana de su celda hasta quedarse sin aire. Su nombre es aun anónimo. Enviamos todo nuestro apoyo a sus compañerxs, familiares, amigxs y todas aquellas personas que sientan dolor por su pérdida. Recordamos que los lazos de solidaridad que nos unen son irrompibles e impenetrables. Aquí fuera siempre habrá personas dispuestas a sostener, apoyar y luchar por la dignidad de todas aquellas que se encuentran dentro secuestradas y para hacer de vehículo amplificador de las voces que quieren gritar desde el otro lado, pero no pueden porque están amordazadas.

La cárcel mata y sus múltiples consecuencias son una cuestión evidente. Desde La Corda nos preguntamos si ante esta muerte y otras tantas situaciones es apropiado utilizar la expresión “un hombre decide quitarse la vida”.

Vejaciones, humillaciones, acoso, desprecios, violencia, abusos de poder constante, chantaje… Precariedad y explotación laboral… Desatención médica y falta de profesionales que obliga a que lxs carcelerxs hagan funciones de “enfermerxs”, como pasar revisión entre presxs para valorar quien tiene o no que ir a consulta médica, falta de acompañamiento y tratamientos para patologías graves como epilepsia, cáncer, trastornos de alimentación, salud mental, movilidad reducida y un larguísimo etcétera. Alejamiento de lo que se quiere y de quien se quiere, olvido, sensación constante de agobio, ansiedad, preocupación por el futuro. Indefensión jurídica. Desesperación, depresión, pocas ganas de seguir viviendo en estas condiciones sin saber hasta cuando. Y a todo esto se le suma lo dicho anteriormente, de vez en cuando hechos que amplifican o añaden más dolor al propio día a día: ahora sufrir constantemente un calor inaguantable.

La cárcel mata, a veces muy lentamente, y no mira atrás. La opacidad de sus muros, normativas y vacíos legales permite que las vidas que se lleva consigo o las que sufren y resisten allí dentro se pierdan en el olvido o, incluso, en el eterno anonimato. Es una estructura que solo responde a unos intereses determinados, y radicalmente opuestos a los nuestros. No dejemos que el silencio nos haga cómplices.

Es por eso que os animamos a sumaros a esta convocatoria. Llamar a las siguientes prisiones, en días concretos para exigir algo muy básico para la salud y el bienestar de las personas: VENTILADORES, AGUA FRIA Y MOSQUITERAS, para todxs lxs que se encuentran encerradxs, también en aislamiento. Si preferís ocultar vuestro número de teléfono, podéis hacerlo añadiendo al principio del número de la prisión el prefijo “#31#”. Podemos recordar la temperatura a la que nos encontramos, los consejos básicos para soportar el verano y prevenir consecuencias en nuestro cuerpo. Podemos exigir hablar con algún responsable, que conste y se registre nuestra queja. Podemos hacerles ver que nos acordamos de las personas que están presas y de las condiciones en las que tienen que vivir. Para nosotrxs que estamos fuera solo suponen llamadas de teléfono, pero para las personas que están dentro significa que alguien les dedica unos minutos, significa que algo de aire fresco llega a su encierro.

Abajo todos los muros.

Cambio climático y prisiones

Reconoce la ONU que algunos de los efectos del cambio climático son el aumento de las temperaturas, un incremento de las sequías con escasez de agua y el agravamiento de las tormentas e inundaciones. Fruto del calor extremo que sufrimos nos cuesta respirar, casi no podemos caminar, no dejamos de sudar, se intensifican los dolores de cabeza y el mal humor, en el mejor de los casos. En el peor podremos sufrir calambres, convulsiones, desmayo y un paro cardíaco. Frente a ello, los gobiernos -por otra parte inertes a acciones efectivas frente a este desastre medioambiental- nos recomiendan que bebamos mucha agua, que permanezcamos el mayor tiempo posible en lugares frescos, aireados y climatizados, que hagamos comidas ligeras y que no hagamos actividad en la calle en las horas centrales del día.

Ahora bien, imaginémonos ese calor tórrido de más de 40 grados, rodeadas de cemento armado, en una habitación diminuta, cerrada y compartida con otras 3 o 5 personas, con una sola ventana, pero en la que hay una reja que no deja pasar el aire y sin posibilidad de refrescarte porque la ducha está fuera de tu habitáculo y no tienes acceso a ella. Pues a grandes rasgos, esta es la realidad que se vive en muchas cárceles italianas. Celdas hacinadas y sin espacio para respirar donde las personas presas pasan las eternas horas del verano sin actividades. Patios sin sombra donde desentumecer el cuerpo que parecen el magma de un volcán desintegrándose. En algunas estancias, he visto que dejan el grifo del agua abierta de forma permanente porque es la única forma que llegue agua fresca en algún momento. Hay pocos ventiladores, quien los puede adquirir tiene que pagar 40 euros, casi el doble de precio que se paga en el exterior, y algunas veces… ni los pueden encender porque el sistema eléctrico no lo soporta.

En las cárceles de la península ibérica, si bien no presentan el hacinamiento de las italianas, el calor que se sufre es igualmente infernal. Las temperaturas extremas impiden salir al patio, porque no hay sombra o donde la hay el riesgo de sufrir un golpe de calor es elevado y la canícula dificulta conciliar el sueño o realizar ningún tipo de actividad. La única forma de contacto directo con el exterior es a través de llamadas telefónicas, pero algunas cabinas telefónicas que son cerradas se convierten durante el estío en auténticos hornos que impiden la realización de llamadas bajo riesgo de shock térmico. Otra reclamación habitual es la falta de aire acondicionado o que este no funcione en las salas de coloquio o zonas comunes. El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura ha denunciado que en las celdas de algunas prisiones las ventanas está recubiertas con paneles metálicos perforados delante, que impiden tener acceso a vistas, luz natural y ventilación suficiente.

Una reciente investigación realizada en las prisiones de los Estados Unidos 1, confirma la relación entre el calor extremo y el incremento de la mortalidad en las cárceles. Estas muertes aumentan no solo en los días de más intensidad, sino que en los días consecutivos a una ola de calor los suicidios se incrementan en un 23%. Además, las personas presas representan un perfil de riesgo sanitario debido a la sobrerrepresentación de problemas de salud en general y de sufrimiento emocional en específico, a lo que se une la falta o carencia de atención médica adecuada. Ante dificultad de acceder a un ventilador, por ejemplo, algunas personas optan por mojar sus ropas o encharcar el suelo y dormir allí. Jueces de varios estados han determinado que someter a las personas presas a temperaturas extremas es inconstitucional pero no han obligado a tomar medidas para aliviar la situación, que por otra parte serían impopulares frente al populismo punitivo electoralista.

También se ha comprobado que existe una relación directa entre estrés térmico e incremento de la violencia. La exposición absoluta al calor hizo que aumentaran los hechos de violencia en la cárcel de Mississippi, según revela un estudio allí realizado. A parte del daño físico que las agresiones representan estas suponen también un daño a la salud mental por tener que vivir en un lugar violento. Estos excesos suponen un incremento de las sanciones disciplinarias y de los delitos, lo que conlleva una reducción de beneficios, un alargamiento de las condenas y la consecuente masificación.

Con el incremento del calor, igualmente se verán aumentar las enfermedades infecciosas y las plagas de insectos. Las prisiones latinoamericanas ya están en la actualidad infestadas de estos parásitos. En los penales chilenos, por ejemplo, los informes actuales relativos a las condiciones carcelarias del Instituto Nacional de Derechos Humanos recogen las malas condiciones de salubridad, con plagas de pulgas, chinches y vinchucas (responsable del llamado Mal de Chagas).

Todo lo anterior, vulnera los estándares mínimos internacionales de derechos humanos para el tratamiento de personas privadas de libertad. El encierro se vuelve incompatible con la dignidad humana, transformándose en trato inhumano, degradante e incluso tortura. Un infierno, literalmente.

1 https://www.prisonpolicy.org/blog/2023/07/19/climate_change/