El jueves 21 de noviembre nos concentraremos a las siete de la tarde en la calle Ataulfo Argenta 33-bajo, para denunciar la catástrofe sanitaria que sufren las personas presas dentro de las cárceles, en especial la desatención de las que tienen enfermedades graves e incurables, que según los artículos 104,4 y 196 del Reglamento Penitenciario deberían estar fuera de prisión, recibiendo los cuidados médicos necesarios.
¿Las personas en prisión deben tener menos derechos que las personas que no lo estamos? ¿Es justo que tengan una sanidad deficitaria o inexistente?
No sale en las noticias, pero varias personas presas están de huelga de hambre en las prisiones del Estado. Desde 2016 presos y presas de las cárceles españolas están dejando de comer para denunciar los malos tratos y vejaciones dentro de los muros de las prisiones. En septiembre de este 2019 decidieron que las huelgas de hambre serían rotativas realizándolas 3 personas cada mes. Las reivindicaciones se están centrando en la excarcelación de las personas con enfermedades crónicas, una demanda que tiene que ver con los artículos 104,4 y 196 del Reglamento Penitenciario y la denuncia de la catástrofe sanitaria que se sufre dentro de las prisiones. Las huelgas de hambre se dan en múltiples cárceles: Granada, León, Madrid, Las Palmas, Valencia, Murcia…
Muchas personas presas denuncian la falta de Atención Sanitaria. El encierro conlleva enfermedad, por no hablar de la prevalencia, claramente alta, de enfermedades como la Hepatitis C o VIH. Pero las denuncias van más allá, muchas personas, como el caso de Carmen Badía o Miguel Ángel Chamorro, enfermos de cáncer denuncian abandono sanitario, una lenta condena a muerte, en la que se saben enfermxs y no les dan el adecuado tratamiento. Este sufrimiento se suma al de estar encerradxs y lejos de sus familias y seres queridos. Queremos recordar a otro preso en lucha, Pedro Escudero, que con cáncer de garganta moría a principios de año en extrañas circunstancias dentro del aislamiento de la prisión de Teixeiro denunciando torturas y desatención sanitaria.
Además la Att. Sanitaria depende de instituciones penitenciarias (Ministerio del Interior) y no de Sanidad, por lo que muchas personas presas se encuentran en una situación de indefensión, en la que solo pueden demandar y denunciar a instituciones penitenciarias, un bucle que les deja aisladas y desprotegidas, con una atención sanitaria deficiente y con enfermedades crónicas y graves. Vemos como personas enfermas solo salen de prisión días antes de su muerte, para no ser una “cifra negra” en las instituciones penitenciarias, pero sin haber podido estar con su gente en estos durísimos momentos.
Otro hecho, muy grave, que se denuncia desde las cárceles, es el exceso de barbitúricos y tranquilizantes que se les administra. Muchos “suicidios” se producen en los puentes y vacaciones porque el personal de prisiones les da a las personas presas toda la medicación de golpe. Muchas de éstas personas tienen dependencias y/o están diagnosticadas de enfermedades mentales. En esta situación parece una provocación administrarles este tipo de medicación, algo que muchas de estas personas ven como una incitación al suicidio.
Lo cierto es que las condiciones en las que se desarrolla la atención sanitaria en las prisiones son muy particulares. Por un lado, los presos viven en un régimen cerrado, permanentemente vigilados y en un clima de escasez de ilusiones y abundancia de ansiedad, depresión y conflictos comunitarios. Por otro, los médicos se encuentran con el dilema de atender a una población muy afectada por patologías directamente relacionadas con la vida carcelaria, a la vez que dependen de las autoridades penitenciarias, lo que genera no pocas dificultades a la hora de actuar con libertad de criterio y de disponer de los recursos sanitarios necesarios.
Hoy, nos estamos concentrando frente al colegio de Médicos para buscar conciencia y soluciones a estos gravísimos problemas. Creemos que desde la propia comunidad médica se debe dar respuesta a estas exigencias, que las personas que están en prisión son igual de personas que las que estamos fuera. Queremos llevar su voz, que traspase los muros y llegue hasta donde se necesite.
Estas no son las únicas reivindicaciones, sino sólo en las que se está poniendo el énfasis por la urgencia de algunos casos.
Esta es su tabla reivindicativa completa:
1. Fin de las torturas.
2. Abolición de los FIES y de las celdas de aislamiento.
3. Fin de la Dispersión.
4. Que los servicios médicos no dependan de instituciones Penitenciarias.
5. Excarcelación para los enfermos crónicos.
6. Que las personas con enfermedad mental no estén en la cárcel.
7. Que los problemas con metadona y fármacos psiquiátricos vayan acompañados de terapeutas independientes de Instituciones Penintenciarias.
8. Esclarecimiento y responsabilidades por lxs compañerxs asesinadxs en las cárceles, desde el inicio de lo que llaman democracia hasta hoy.
9. Que lxs presxs que tachan de “irrecuperables” tengan acceso a cursos formativos y culturales.
10. Que no se utilicen los “módulos de respeto” para hacer chantaje a lxs presxs.
11. Cese de los cacheos integrales y Rayos X a familias, visitas y presxs. Que se pueda comunicar por cualquier vía sin requisitos burocráticos.
12. Que no se criminalice la solidaridad de los grupos del exterior.
13.Contra la cadena perpetua revisable y la cadena perpetua encubierta.
14.Contra la indefensión jurídica.
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