Esta vez sí vamos a decirlo más alto porque más claro ya no se puede.
Este país apesta por los cuatro costados y en todos los frentes.
Apesta la Corona; el último escándalo de Juan Carlos se ha cerrado en dos telediarios, resultó ser intocable cuando sucedieron los hechos.
Apesta el Parlamento, ese contubernio de intrigantes, mentirosxs y traidorxs que, con el simple voto del crédulo demócrata, hacen de su capa un sayo.
Apesta el Gobierno progre y feminista de Sánchez, tanto como apestaba el de Rajoy y el de sus antecesores. Las leyes se ejecutan en aras a conseguir que el negocio continúe y el orden se mantenga.
Apesta la Justicia. ¡JUSTICIA! ¿La que auspicia las vergonzosas desigualdades económicas y sociales? ¿La de «pendiente de resolución» que dilata hasta el infinito los litigios? ¿La que indulta al poderoso y cae como una losa sobre el resto? Losa tanto más pesada cuanto más consciente es el penadx. Dice un compañero preso: «Cuando uno está bajo el yugo de la esclavitud del siglo XX y XXI, ( por no remontarme a las galeras), solo hay dos formas de vida aquí dentro; la más extensa es la sumisión a espera de las migajas que te puedan caer según lo rastrer@ que seas. Otra es el enfrentamiento y la negativa a la sumisión, en parte por mantener tu integridad moral y tu dignidad.
Nuestro compañero Javi, «El Niño», decía en su libro Un resquicio para levantarse: » Por dónde me vais a quitar la dignidad, por un pie, por una mano, por dónde…».
Nunca podrán robar la dignidad al que se ha posicionado en rebelión contra este encierro constante, la libertad de elegir cómo vas a vivir es decisión únicamente tuya, eso es tuyo, tu vida, tu elección.
Las consecuencias de tu elección las asumen muchos seres queridos, desde la familia a lxs compañerxs, amigxs, parejas…Uno solo puede procurar hacerlo lo más llevadero posible.
Aunque es difícil tener a toda tu gente de cárcel en cárcel durante 20, 30 ,40 años y si te buscas más causas dentro, los 40 años que contempla el Código Penal no son más que una cifra que sube por cada percance que tengas aquí dentro, por defender tu vida, por quitar una vida. Estos percances no entran en los 40 años, son bloques aparte. Eso del tope de 40 años es solo si no tienes problemas, lo cual es sumamente extraño si no estás sumido en el rebaño carceril, si eres persona defensora de tus derechos y libertades y no una oveja.
Por lo tanto andarás en los lugares donde estamos lxs irrecuperables, lxs que según el sistema no somos aptxs para vivir en sociedad, ni siquiera en segundo grado con el resto de la población reclusa.
Lxs irrecuperablemente concienciadxs de nuestra condición de seres humanos transitaremos siempre por los caminos de la antesala de los psiquiátricos, donde brotan psicóticxs incomprendidxs, tachadxs de violentxs y anulad@s por la química. Lxs irrecuperables estamos siempre aisladxs o en conducciones fantasma, sin saber a dónde te llevan, simplemente por reivindicar con un boli y un folio. Sin hacer uso de la violencia recibimos la hostilidad como compañera, el castigo como amigo y el silencio como testigo único de tus pensamientos, tus reflexiones, tus diálogos en el precioso camino de los renglones compartidos.
A pesar de todas las adversidades continuamos luchando por una sociedad sin jaulas, dentro y fuera. Preso en lucha activa por mis amigxs sobre y bajo la tierra.»
Sabemos que la justicia no existe, ¿cómo podría? Y sin embargo, aún conservamos ese sentimiento tan humano de lo que es justo y de lo que no lo es.
De justicia nos parece apoyar una vez más la huelga de hambre que retoman lxs presxs el 1 de octubre, exigiendo que se les dé lo que se les debe.
Al fin y al cabo los doce objetivos por los que luchan son de justicia.
Desde los Centros de exterminio,
Octubre 2018.
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