Solidaridad con lxs jovenes migrantes, encerrarlxs no es la solución

Hoy sentimos la necesidad de hablar del circuito carcelario que envuelve a muchxs jóvenes de nuestros barrios.

Como sabemos, las dificultades que encuentran algunxs jóvenes (muchxs de ellxs extuteladxs) que intentan (con)vivir en los barrios de distintas ciudades y pueblos es una realidad que se repite. Aún más cuando son jóvenes migrantes que no tienen aquí una estructura familiar o de apoyo, y que se encuentran aun con más dificultades añadidas para regularizar su situación, encontrar formas de sustento económico y estabilidad.

Hace un tiempo, en los barrios de Tarragona se comenzaron a generar redes de apoyo para acompañar la situación de estxs jóvenes. Compañeros y compañeras empezaron a mantener contacto afectivo y a hacer de soporte y de lazo entre lxs chavalxs y las circunstancias que les rodeaban.

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Solidaridad con José Adrián Poblete Darre

Chileno de nacimiento hace 42 años, se encuentra en estos instantes realizando su turno de 10 días de la Huelga de Hambre Rotativa por la salud y la vida de las personas presas.
Siempre se ha mostrado contrario a la explotación laboral, viviendo en la clandestinidad, usando documentación falsa y atrancando a ricxs para sobrevivir, lo que le ha llevado a estar encarcelado en las mazmorras de diversos estados: Chile, Argentina, Alemania, Suiza, Francia, Italia, y ahora desde el año 2005, en el estado español.

El hecho de estar privado de libertad no sólo no ha cambiado su forma de entender la vida sino que ha afilado su pensamiento, no sólo no ha mermado su dignidad, sino que la ha reforzado. Todo ello le ha llevado a desarrollar diferentes luchas, tanto individuales como colectivas, en las diversas cárceles en las que ha cumplido condena.

Así, ha participado en diferentes motines, defendiendo que la lucha es el único camino, rompiendo y prendiéndole fuego en cárceles como Picassent (Valencia), Castelló, Villena (Alicante), Murcia o Topas (Salamanca), donde estuvo 8 días en coma ya que los carceleros tardaron, como represalia y venganza, 40 minutos en abrir la puerta y casi muere axfisiado.
También se ha defendido siempre de las agresiones de los carceleros que tienen por costumbre agredir en manada.

«Me dejaron la cara inflada como si tuviera de rostro un culo y los brazos hinchados de los moratones».

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La justicia, un esperpento que se supera día a día

Con David Rojas Fernández en el Campo de Prisionerxs Murcia II realizando el quinto turno de la huelga de hambre rotativa por la salud y la vida de la gente presa, publicamos este certero escrito de una compañera de la asociación Familias Frente a la Crueldad Carcelaria.

LA JUSTICIA, UN ESPERPENTO QUE SE SUPERA DÍA A DÍA

Si en condiciones normales, sin coronavirus de por medio, las personas que estamos en la calle vemos, día a día, recortados, vulnerados arbitrariamente nuestros derechos, con escasas o nulas posibilidades de obtener Justicia de instituciones mafiosas que merecen todo nuestro desprecio, en tiempos de “crisis sanitaria”, bajo la declaración del Estado de alarma se siguen aplicado medidas propias del Estado de excepción, con todo lo que representa de pérdida de derechos y libertades. En el submundo de las cárceles donde la arbitrariedad, la impunidad, la indefensión son los “valores” del sistema, la llegada del Coronavirus ha supuesto para lxs presxs una vuelta de tuerca más. Denegación de permisos o penalización a lxs “afortunados” que los obtenían con 15 días de aislamiento. Supresión de las visitas durante tres meses. Por contra, los carceleros, siguieron manteniendo prácticamente la misma rutina que antes del confinamiento respecto a las entradas y salidas de los centros penitenciarios. Al parecer, se consideró que desempeñaban una “actividad esencial“ y se convirtieron, como quedó demostrado, en el principal foco de infección. Abandono de los internos por parte del personal sanitario y educadores. Cierre de los talleres. Suspensión de los cursos de formación…

De vuelta a la “normalidad” nos encontramos en la cárcel Alicante II en Villena con un Protocolo de Seguridad para las visitas: llevar puesta la mascarilla cubriendo la nariz y la boca, (en esta medida y en lo concerniente al mantenimiento de la distancia de seguridad en los diferentes controles, la mayoría de los carceleros permiten cierto relajo); rellenar con tus datos y firmar un escrito en el que, si no recuerdo mal, das tu palabra de no estar infectada por la COVID 19, de no padecer ningún síntoma de la enfermedad, si dudas porque no tiene ninguna garantía de que así sea, el/la funcionario/a de turno te indica amablemente que la única forma de realizar la visita es entregar el escrito cumplimentado, no importa que no tenga ninguna credibilidad, lo importante es que la burocracia siga su curso. Después pasar, además, los controles habituales, puedes disfrutar de un encuentro por cristales de 45 minutos.

Otra medida preventiva, en esta ocasión para evitar los contagios entre las visitas, ha sido quitar los asientos en recepción y en la sala donde nos concentran a medida que huellamos y superamos el escáner, sustituyéndolos por unas marcas blancas en el suelo que dividen y organizan el espacio indicando las posiciones que debemos ocupar para guardar la distancia de seguridad. Durante el tiempo de espera (recomiendan estar una hora antes de la que se tiene establecida para la visita) tenemos tres opciones: primera, sentarnos en el suelo; segunda, permanecer de pie, (llevar muletas, ser mayor, tener problemas de salud, estar cansadx etc. no es relevante); y tercera, entrar en la cafetería, consumir y disfrutar de una silla de plástico y de un aroma a grasa de cocina rancia. La desinfección de unas cuantas sillas de plástico parece ser que el presupuesto carcelario no se lo puede permitir.

En el caso que nos ocupa el contacto con la persona infectada fue de unas 20 personas por módulo, según indica El Periódico de Villena se produjo el día uno de septiembre, el miércoles 16, cuando acordaron el confinamiento preventivo, ya habían transcurrido 15 días desde que se produjera el contacto, 15 días en los que los presos contactados se movieron libremente por el módulo sin que se haya detectado hasta el momento ningún caso de contagio. Qué sentido tiene mantener el confinamiento 15 días más, por qué privarles de las visitas de sus seres queridos, de los permisos… por qué seguir con la represión barata.

Cuando se declaró el confinamiento, el director de la cárcel de Villena se dirigió a los internos y les aseguró que no iban a perderse los vis a vis, que cuando pasase la crisis se recuperarían. Se abrieron las cárceles, se reiniciaron las visitas pero al solicitar que los vis a vis perdidos se pudiesen acumular dos en un mismo día la respuesta fue “no está permitido”. Pedimos el acercamiento de los presxs a su entorno y medidas que no graven más la precaria economía de familiares y amigos. Estamos a favor de la abolición de las cárceles, pero mientras esto llega consideramos que hoy más que nunca es necesario que Instituciones Penitenciarias ponga en marcha medidas no punitivas para afrontar la crisis sanitaria que vivimos; la excarcelación de las personas de riesgo: enfermos graves, ancianos, presos preventivos, para que puedan recibir tratamiento médico y los cuidados de las personas de las personas de su entorno.

Fuente: Tokata

En la cuerda floja: Aportes y consideraciones desde y para el combate anárquico

Este texto pretende ser un aporte al desarrollo y a la profundización del combate anárquico informal tomando en consideración los avances tecnológicos cada vez más especializados en el control y la vigilancia, de la población en general y sobretodo hacia quienes se aventuren a rebelarse contra lo establecido.

Nace también de la necesidad de asestarle golpes más duros y continuos al poder que generen grietas que se puedan ir abriendo.

A nadie sorprende el acelerado aumento de la vigilancia realizada mediante cámaras de seguridad, las múltiples tarjetas que tenemos que utilizar para hacer casi todo y el incipiente pero rápido aumento del uso de drones de televigilancia. Si a esto le sumamos el control que se realiza por medio de los celulares el panorama se complica mucho más. Este engranaje tecnológico al estar interconectado, pasa a tomar el control casi absoluto de la ciudad, nuestro campo de batalla. El cruce de imágenes, horas y la utilización de tal o cual medio, ya sea de transporte u otro, hace que los movimientos de cualquier individuo sean posibles de detectar y de registrar. La ciudad completa está bajo la lupa, este mundo es prácticamente una cárcel de alta seguridad a cielo abierto y no es exagerado decirlo. Y si tomamos en cuenta la presencia policial y ahora militar en cada esquina el escenario se torna más limitado y controlado.

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Basta de muertes en prisión

Una persona presa de 32 años, varón, ha aparecido ahorcado en el módulo 4 de la cárcel alavesa de Zaballa. Al parecer, llevaba desde el pasado 4 de agosto, procedente de la cárcel de Pamplona donde estaba en enfermería. Los compañeros lo han encontrado ahorcado en la celda a media mañana, lo han descolgado e intentado reanimarlo hasta la llegada del servicio médico y, finalmente, ha fallecido en medio de la conmoción del resto de presos del módulo. Según nos informan cuando llegó a Zaballa solo le vio el educador y él, había solicitado en dos ocasiones, mediante instancia, que le viera el psicólogo, sin haberlo conseguido. Una nueva muerte en la macro-cárcel alavesa de Zaballa. Una tragedia evitable que engrosa las macabras cifras de personas muertas en prisión, la mayoría personas que aparecen muertas por motivos no naturales en las cárceles españolas. Este hecho luctuoso, no notificado por Instituciones Penitenciarias, representa una nueva crónica de muertes anunciadas en las cárceles.

Queremos denunciar la sistemática política de ocultamiento de estas muertes y sobre todo a raíz de la epidemia del Covid-19. Según los datos con los que contamos, al menos 118 personas han muerto en las prisiones españolas en lo que va año. Ante este auténtico presocidio evitable, no se facilita ningún tipo de información pública, como parte de la estrategia de impunidad ante las muertes en el seno de instituciones públicas con las que las personas recluidas mantienen una relación de sujeción especial y cuyo derecho a la salud y a la vida depende única y exclusivamente de las mismas. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se ocultan estas muertes? ¿Cómo es posible que a las familias se les avise únicamente mediante llamada telefónica sin proporcionar apenas información y sin ofrecer ningún tipo de apoyo psicosocial o acogida? ¿Por qué no se exigen responsabilidades o al menos se investigan? ¿Ocurriría lo mismo si las víctimas fueran otras? ¿Se pueden tolerar impunemente estas muertes en el seno de una institución del estado como es el sistema penitenciario?

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Desatención sanitaria

La cárcel no sirve para cubrir carencias de salud y sólo contribuye parcialmente a las políticas de seguridad al inocuizar temporalmente a enfermos, discapacitados, toxicómanos y alcohólicos.

Más del 70% del personal en prisiones se dedica a vigilancia y un escaso 6% a tareas sanitarias. Falta personal, equipamientos y presupuesto.

El personal sanitario es el que debería preservar estos derechos; aún más, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de sus pacientes.

Porque, que la población reclusa está enferma no lo niega nadie. Más de la mitad son toxicómanxs, otrxs tantxs tienen trastorno mental y en altos porcentajes padecen enfermedades crónicas tales como diabetes, insuficiencia crónica, epilepsia, asma… Además de enfermedades infecciosas y transmisibles como tuberculosis y VIH entre otras.

El 80% de lxs presxs consume psicofármacos y al menos el 40% drogas.

Más de 500 presxs se han suicidado desde el año 2000 y otrxs tantxs han muerto por sobredosis. Estas son las muertes mayoritarias y vienen a formar parte de las mal llamadas “muertes naturales”. Y, por supuesto, no entran en las estadísticas aquellxs que murieron en la calle al poco de salir en libertad por enfermedad grave.

Más que una política sanitaria lo que impera en la cárcel es una política de exterminio que se ejecuta con total impunidad. Los médicos se niegan a redactar los partes de lesiones cuando les golpean o les torturan. Sin olvidar la contención mecánica comúnmente conocida como camisa de fuerza, la cual forma parte del trato degradante de las torturas, dándose 7000 casos al año de modo regimental y provocando problemas médicos por opresión de los órganos o incluso un cuadro de hipoglucemia en el caso de una persona con diabetes.

En el caso de muerte o mejor dicho asesinato, los familiares se encuentran con ocultación de pruebas, informes falsos y grandes dificultades para que se realicen segundas autopsias.

Según los artículos 104.4 y 196 del Reglamento Penitenciario, existe una total violación del derecho que tienen los presxs de pasar sus últimos días de vida con los suyos.

El acceso de las personas presas a la sanidad en España es precario; tienen una salud extraordinariamente más quebrantada que las personas en libertad. El Estado no garantiza la salud de los presxs.

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Martin Sostre, la inolvidable vida del rebelde contra las cárceles

“La carga de una larga sentencia sería iluminada por la satisfacción de saber que la misión dispuesta para mí, la de ayudar a mi pueblo a liberarse a sí mismo del opresor, se está consiguiendo”.
Martin Sostre

Malcolm X dijo una vez: “Solo hemos sufrido la hipocresía de EE UU… Si vas a la cárcel, ¿y qué? Si eres negro, naciste en la cárcel”. Para las personas negras en Estados Unidos hoy, esta afirmación es todavía tan cierta como siempre. El Estado como prisión ha sido la experiencia vivida para incontables personas negras durante generaciones, pero a veces una miríada de vidas puede ser cristalizada en un solo relato que exponga las realidades opresivas con íntimo detalle. La vida del gran intelectual, litigante encarcelado y organizador revolucionario Martin Sostre fue exactamente eso.

No suficiente gente conoce hoy a Sostre, aunque su impacto en la lucha contra las cárceles es tan grande como radicales negros como George Jackson, Angela Davis y Mumia Abu Jamal. Sostre falleció el 12 de agosto de 2015, hace cinco años. Su historia es una que hay que contar, porque si no fuera por él, el mundo no sería lo que sabemos ahora.

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Reflexiones de los grupos anticarcelarios de la calle sobre la anterior huelga hambre rotativa (septiembre 2019- marzo 2020)

Ahora que ya ha empezado la huelga de hambre rotativa «contra todo lo que mata a lxs presxs», a la que se han adherido al menos trece compañeros dentro de los muros –lo cual significa que durará por lo menos cuatro meses y pico–, nos parece interesante publicar todas juntas las aportaciones de los cinco grupos que, habiendo participado desde la calle en la huelga de hambre rotativa por la excarcelación de las personas presas gravemente enfermas en la que nos coordinamos gente de ambos lados de los muros entre el 1 de septiembre del año pasado y las primeras semanas de este, han respondido a la propuesta de Toni Chavero de que expresaran sus opiniones sobre cómo había ido la cosa. Hasta ahora, que sepamos, no se habían publicado más que las aportaciones del Grup de Suport a Presxs de Lleida, pero sí que se han enviado las de todos los grupos a las personas que figuran en la lista de presos en lucha y ya se ha producido alguna respuesta que publicaremos enseguida. A nosotrxs, este diálogo nos parece uno de los aspectos más interesantes de la experiencia común de lucha.

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Apuntes sobre la supuesta nueva normalidad en prisiones

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias recoge mediante escrito y remite con fecha 25 de junio de 2020 las indicaciones que la Dirección de cada centro penitenciario ha de tener en cuenta con el objetivo de alcanzar la “nueva normalidad”. Ante este escrito, nos preguntamos hasta qué punto se puede confiar en la puesta en práctica de las medidas expuestas. Las que conocemos la realidad del interior de las cárceles sabemos que estas medidas, tan aparentes sobre el papel, son inasumibles en la práctica. Para afrontar las nuevas circunstancias de manera que los derechos de las personas presas no se vean una vez más perjudicados, sería necesaria la adaptación de infraestructuras, dinámicas y recursos a las necesidades actuales. Y no lo que propone en el escrito la Secretaría General, que es exactamente el proceso contrario: valorar el cumplimiento o no de las medidas en relación a las posibilidades (escasas) que ofrece de por sí la cárcel.

Cuestionamos que exista una preocupación real por las personas presas pues el sistema sanitario en las cárceles es muy deficiente. Esto es algo que se viene denunciando mucho antes de la situación actual relacionada con la COVID-19. Nos preguntamos cómo se va a “examinar a todas las personas que ingresen en las cárceles” cuando la escasez de personal sanitario hace que habitualmente, las personas presas, encuentren problemas para ser atendidas cuando lo necesitan.

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