Reflexiones de los grupos anticarcelarios de la calle sobre la anterior huelga hambre rotativa (septiembre 2019- marzo 2020)

Ahora que ya ha empezado la huelga de hambre rotativa «contra todo lo que mata a lxs presxs», a la que se han adherido al menos trece compañeros dentro de los muros –lo cual significa que durará por lo menos cuatro meses y pico–, nos parece interesante publicar todas juntas las aportaciones de los cinco grupos que, habiendo participado desde la calle en la huelga de hambre rotativa por la excarcelación de las personas presas gravemente enfermas en la que nos coordinamos gente de ambos lados de los muros entre el 1 de septiembre del año pasado y las primeras semanas de este, han respondido a la propuesta de Toni Chavero de que expresaran sus opiniones sobre cómo había ido la cosa. Hasta ahora, que sepamos, no se habían publicado más que las aportaciones del Grup de Suport a Presxs de Lleida, pero sí que se han enviado las de todos los grupos a las personas que figuran en la lista de presos en lucha y ya se ha producido alguna respuesta que publicaremos enseguida. A nosotrxs, este diálogo nos parece uno de los aspectos más interesantes de la experiencia común de lucha.

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Apuntes sobre la supuesta nueva normalidad en prisiones

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias recoge mediante escrito y remite con fecha 25 de junio de 2020 las indicaciones que la Dirección de cada centro penitenciario ha de tener en cuenta con el objetivo de alcanzar la “nueva normalidad”. Ante este escrito, nos preguntamos hasta qué punto se puede confiar en la puesta en práctica de las medidas expuestas. Las que conocemos la realidad del interior de las cárceles sabemos que estas medidas, tan aparentes sobre el papel, son inasumibles en la práctica. Para afrontar las nuevas circunstancias de manera que los derechos de las personas presas no se vean una vez más perjudicados, sería necesaria la adaptación de infraestructuras, dinámicas y recursos a las necesidades actuales. Y no lo que propone en el escrito la Secretaría General, que es exactamente el proceso contrario: valorar el cumplimiento o no de las medidas en relación a las posibilidades (escasas) que ofrece de por sí la cárcel.

Cuestionamos que exista una preocupación real por las personas presas pues el sistema sanitario en las cárceles es muy deficiente. Esto es algo que se viene denunciando mucho antes de la situación actual relacionada con la COVID-19. Nos preguntamos cómo se va a “examinar a todas las personas que ingresen en las cárceles” cuando la escasez de personal sanitario hace que habitualmente, las personas presas, encuentren problemas para ser atendidas cuando lo necesitan.

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Venganza: La reinserción de instituciones penitenciarias

Quien esté familiarizadx con lo que sucede en las cárceles, sabrá que si hay algo que no se permite bajo ningún concepto es que lxs presxs denuncien abusos por parte de sus carcelerxs. Quien ignore cuanto sucede en estos oscuros lugares debería saber que los malos tratos físicos y psicológicos están a la orden del día, que la reinserción no existe como no existe la justicia y que las cárceles son negocios donde prevalecen la corrupción, la arbitrariedad y la venganza. A quien ose plantar cara al monstruo le harán la vida imposible, sobre todo si tiene el arrojo de difundir públicamente los casos de maltratos, abusos y/o suicidios encubiertos.

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La educación de adultos en el medio penitenciario: donde los derechos fundamentales se convierten en exigencias

La primera ley después de la dictadura, la Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP), tenía que regular las condiciones de vida dentro unas cárceles que se vaciarían de presos y presas políticos, pero que seguirían llenas de los (mal) llamados «presos comunes o sociales» (como si la toxicomanía, el analfabetismo o la pobreza, en definitiva, no fueran cuestiones políticas). Entre otros aspectos del día a día, la LOGP establece que en cada prisión debe haber una escuela, ya que, por su naturaleza de derecho fundamental, no se podrá excluir del derecho a la educación a las personas que se encuentren cumpliendo una pena privativa de libertad.

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No olvidamos a quienes viven encerrados. Solidaridad con lxs presxs

El 27 de junio concentración ante la cárcel de Villanubla (Valladolid)

El 27 de junio concentración en la cárcel de «La Moraleja» (Palencia)

El 28 de junio marcha a la cárcel de Valdemoro (Madrid III)

Solidaridad con Ixs presxs

Días antes de que el gobierno decretara el confinamiento de toda lo población por el coronavirus, el máximo responsable del ministerio del interior (de profesión ¡uez y con el castigo por bandera), sabedor del drama que a nivel sanitario se vive en las prisiones, decidió matar moscas a cañonazos. En lugar de seguir las recomendaciones de su colega de sanidad y dotar a Ixs carcelerxs de mascarillas, guantes y gel, optó por prohibir todas las visitas, todos los permisos, todas las salidas, añadiendo una pena extra a lo condena de las personas presas cuyo único aliciente es ver a sus familiares y amigxs. De nada ha servido que instituciones internacionales, asociaciones de apoyo a presxs y más recientemente partidos políticos hayan pedido la excarcelación de aquellxs presxs que, bien por edad, por padecer enfermedades graves o por razones de justicia y hasta de sentido común aconsejan aplicar esta medido. Solo se han beneficiado presxs que estaban en tercer grado, unos 5000 según información de IIPP. No resulta extraño el enfado de la población reclusa que ha exigido medidas sanitarias, realización de test, aumento de personal médico y un trato humano. Lo que han recibido es silencio e indiferencia, como siempre. El resultado, 78 contagiadxs, 350 en cuarentena y 2 muertxs. En cuanto a los carcelerxs, 270 contagiadxs, 396 en cuarentena, 4 muertxs. las cárceles además de ser un gran negocio, son el mecanismo más cruel del que se sirve este sistema capitalista para infundir miedo y castigar aquello que rompa su lógica.

Fuente: Tokata

En la cárcel, salud no es solo prevenir la COVID-19…

Desde que empezó toda la historia de la COVID-19, se han justificado las medidas represivas, de control, castigo, incomunicación y mas aislamiento a lxs compas de dentro con el hipócrita argumento de que se hacía por la misma salud de las personas presas. ¿Desde cuando ha importado la salud de lxs presxs? Los lotes de higiene son insuficientes, la comida a menudo de mala calidad, gente chapada en una celda mas de 20 horas al día, médicos-carcelerxs que apenas te visitan o te recetan un paracetamol para cualquier dolencia, mandar a la gente a centenares de kilómetros de sus familiares y entorno….

NO TIENE SENTIDO HABLAR DE PREVENCIÓN Y SALUD EN UN CENTRO DE EXTERMINIO.

Fuego a las cárceles y libertad para las personas presas!

Fuente: Suport presxs Lleida

La solución no es más cárcel

La última sentencia que condena a los cuatro miembros de La Manada por atacar sexualmente a una joven en Pozoblanco vuelve a dejar una sensación de desasosiego. Deja sabor a que es insuficiente. Sin embargo, las penas impuestas por los abusos sexuales, de un año y seis meses de prisión, están dentro de la horquilla para este tipo delictivo (artículo 181.1 del Código Penal) que establece penas de uno a tres años; y la condena se amplía al considerárseles también autores de un delito contra la intimidad (artículo 197.1) por la grabación y difusión del vídeo en varios grupos de WhatsApp. Por estos hechos la pena que se les impone es de un año y cuatro meses para tres de los miembros y de tres años para el que grabó y difundió las imágenes. En total, dos años y diez meses para los tres primero y cuatro años y seis meses para el cuarto.

Tras la sentencia, la pregunta que me formulo es si esa sensación de impotencia y de inseguridad que deja esta condena desaparecería si, en vez de ser uno año y seis meses la condena por abuso sexual, hubiera sido de tres años (la máxima prevista) o de cinco años de haberse calificado como agresión sexual e imponiendo también la pena mayor. A mi juicio, lamentablemente, creo que no. Hay algo en el propio sistema de justicia penal que hace que, aún en los casos de condenas más contundentes y proporcionadas a la gravedad de los hechos, siga amparando la impunidad con la que miles y miles de hombres ejercen las violencias contra las mujeres, las violencias sexuales, las físicas, las psicológicas.

Es esto lo que nos lleva a hablar de justicia patriarcal; a señalarla como un modelo de justicia que no comprende que los hechos que se juzgan representan un problema social de raíces estructurales. Que los delitos contra las mujeres no son un tema individual o particular. Que las sentencias que se dictan, más allá de la imposición de una pena proporcionada a los hechos, debe reparar a las víctimas en toda su amplitud y dando cabida a todas sus formas. Las sentencias han de tener presente el derecho de la reparación a las víctimas.

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El régimen de máxima crueldad como panacea terapéutica en las cárceles. El caso de Alfonso Miguel Codón Belmonte

Alfonso Miguel Codon Belmonte es un preso extremadamente vulnerable, con graves problemas de sufrimiento psíquico.  Padece ataques epilépticos desde su infancia y, en diferentes momentos los “expertos” le han etiquetado con ominosas expresiones como “trastorno mixto”,  “trastorno límite de la personalidad”, “trastornos afectivos”, atribuyéndole un coeficiente intelectual limitado que, a pesar de ser una persona lista, le hace incapaz de comprender el porqué de que se le tenga sometido a régimen de aislamiento. Lo que no se llegado a hacer nunca es unificar todas esas piezas sueltas de la maquinaria psiquiátrica en un verdadero diagnóstico que justifique de algún modo la garantía de una “atención médico-sanitaria equivalente a la dispensada al conjunto de la población” que hipócritamente atribuye a la institución penitenciaria el artículo 208.1 del reglamento penitenciario. Lo que llevan unos 10 años haciendo con Miguel –que tiene ahora 26 de edad y está preso desde los 18– convierte esas pretensiones y el mismo concepto de salud mental referido a las cárceles españolas en una grotesca balandronada. Después de toda una vida encerrado e institucionalizado, sometido a un tratamiento cuya supuesta finalidad sería la “resinserción social”, se encuentra catalogado por la SGIP de preso no adaptado, además de extremadamente violento. Pero esta supuesta extrema violencia que le achacan, ha sido ejercida siempre contra él mismo, como única respuesta posible ante la verdadera violencia que la máquina carcelaria hace pesar sobre él, oscilando entre el régimen especial de castigo, definido en el artículo 91.3 RP y reservado a presos “extremadamente peligrosos”, y el régimen cerrado, 91.2 RP, para “inadaptados”. ¿Servirá eso para justificar la brutalidad con que se ha respondido a sus problemas y el cruel abandono médico-psiquiátrico en que se le ha dejado? ¿Para qué mentalidad?

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Corazones agitados

Había cogido la costumbre de ir visitarla un par de veces por semana. No iba con la misma intención que las demás visitas e intentaba no coincidir con la masa compuesta de guiris, turistas y familias que creen más instructivo el espectáculo de un cuerpo que el trabajar la empatía.

La miraba a los ojos, esos enormes ojos pardos, con sus largas pestañas y en esa mirada imaginaba comprensión, imaginaba complicidad. Él era lo que quería transmitir..quería decirla que había una parte de él que también sentía el encierro, el estar en un lugar que no es para él o para los suyos, que la mano que le daba de comer era la misma que cerraba la verja. Se avergonzaba de no poder abrir esa cerradura, de no saber a donde llevarla.

Lidiaba con la impotencia, lidiaba con el no saber “¿soy igual que los que vienen a ver? ¿que te aporto? No te aporto nada..me sigues aportando tu. Soy otro más que te utilizo, como todos los demás”. Pese a estos pensamientos, seguí yendo a verla, a mirarla a los ojos, esos ojazos pardos.

El parque donde vivía era una suerte de terraplenes con varios ambientes, zonas arboladas, columpios, alguna estatua de influencia marítima y cerca del mar, el espectáculo viviente..ahora solo quedaban dos especies de las varias que llegó a haber. Bellísimos animales que se convertían en una autentica aberración, osos polares a 30 grados, leones convertidos en rehenes que solo podían dormir ante la desidia del día día pasivo en el que se había convertido su vida.

Siempre estuvo en contra de la existencia de este lugar, pero al ir a ver con sus propios ojos aquella cárcel y toparse con las pestañas de esos enormes globos oculares decidió que iba a seguir yendo. Quería acompañarla ,aunque sabía que la respuesta debería de ser otra, que acompañarla en el dolor era lo más humano que podía hacer, pero es que ser humano con un animal no humano es lo peor que le pude pasar. ¿Qué hacer? Él quería abrir esa verja, quería verla nadar en la inmensidad del mar, quería no volver a ver esos ojos pardos gigantes ¿Cómo? ¿Cómo se hace? Se le agitaba el corazón al pensar en pasamontañas y cizallas, se le calentaba el pecho al imaginarla nadando sin horizonte…pero solo la podía mirar..

La semana pasada no fue a visitarla, paseando por las calles de la ciudad leyó un titular en el periódico, había muerto una foca del zoológico urbano.

Ella nunca podrá nadar libre…. no es la única.
Él tiene claro que va hacer algo……no es único.