Hoy día 11 de Abril, llevamos un mes en “estado de alarma”, del cual dos semanas en confinamiento total. Realmente es poco el tiempo que llevamos en él, pero la sensación es que llevamos mucho más; no paran de pasar cosas constantemente.
A nosotras toda esta situación solo hace que confirmarnos lo inhumano y depravado que es el sistema capitalista en el que vivimos. Nos confirma lo poco que importamos realmente a los políticos y a las empresas que dominan la política, y lo mucho que prefieren el dinero ante nuestra salud. Una vez más se ve lo mucho que la sociedad depende y delega en las estructuras del estado las decisiones de nuestra vida, como si nosotras no fuéramos capaces de hacerlo.”¿Si no nos podemos gobernar a nosotras mismas, cómo nos van a gobernar?”
En cuanto a la salud, es uno de los puntos débiles de nuestra sociedad y desde donde nos controlan. ¿Quién no tiene miedo a la muerte? ¿Y qué hace el poder (gobierno) con el miedo? Pues lo utiliza para controlarnos, para que deleguemos aún más nuestro conocimiento y nuestras decisiones en él.
En nuestro día a día esto se ve reflejado en el momento en que damos al médico todo el poder para que nos cure, cuando permitimos que las farmacéuticas estén detrás de nuestra salud y que como consecuencia estemos más lejos de nosotras mismas y dependamos de las leyes regidas por el sistema capitalista.
Con el Coronavirus esto se ha visto muy claro. Delante de algo que no conocemos dejamos que el gobierno nos diga lo que tenemos que hacer, cuando al final, ni ellos saben bien como actúa este virus. ¿Por qué no podemos por nosotras mismas crear formas de afrontar situaciones como esta? Dejamos que hagan y ni somos capaces de criticar lo que se está haciendo porqué claro, se trata de la salud y “con esto no se juega”. ¿Pero no están ya jugando día a día con nuestra salud? ¿Por qué ahora nuestras libertades se tienen que ver limitadas? ¿Nuestra libertad no es salud?
Toda esta situación nos podría hacer empatizar con las personas que día a día están recluidas, ya sea en los centros de menores, en los psiquiátricos, en los CIES, en las prisiones, etc.
Nosotras nos centramos más en las prisiones pero entendemos que cuando hablamos de ellas también pensamos en las estructuras antes nombradas.
No podemos entender el poco interés que muestra la sociedad por conocer el verdadero motivo de la existencia de las prisiones, su funcionamiento y su realidad; no dejan de ser un reflejo de nuestra sociedad del cual podríamos extraer muchas reflexiones.
Lo único que se hace con ellas es separarlas aún más de nosotras, alejarlas y con ello aislar a las personas que resisten en ellas.
Si su día a día ya era difícil, imaginémonoslo con todas las restricciones que se han ido tomando a raíz del coronavirus, con las falsas medidas de prevención del contagio, con las falsas ayudas o compensaciones para que las personas estén mejor y así calmar la tensión fruto de limitar aún más su libertad. ¿Cómo tienen que estar las personas presas?
El virus ha ido avanzando, se ha ido expandiendo fuera y dentro, pero sobre las prisiones no se habla mucho, no interesa. A nosotras nos cuesta creer que no pasa nada y por suerte poco a poco va saliendo la verdad. Hace una semana aproximadamente empezaron a salir noticias sobre las muertes de gente mayor, en las residencias y en los domicilios, que no habían sido tomadas en cuenta. ¿Cómo podemos confiar en que no esté pasando lo mismo en las cárceles?
Por lo que parece el 23 de Marzo murió la primera persona presa por coronavirus, una mujer de 78 años que estaba recluida en Estremera (Madrid). El 30 de Marzo salió una noticia que hablaba de la muerte de un carcelero en Alicante I y en ella comentaban los contagios producidos: “En estos momentos, el número de positivos de coronavirus en las cárceles españolas es de 87: 81 trabajadores de Instituciones Penitenciarias y 6 internos.” A día de hoy, viendo como va avanzando el virus fuera, dentro será igual o peor, ya que las medidas de prevención para el contagio en muchas prisiones, tanto catalanas como españolas, no han sido aplicadas adecuadamente. Por eso muchas personas presas han estado reivindicando sus derechos y luchando para que se les haga caso. Ante ello, ¿qué ha hecho el sistema penitenciario? Responder con represión, más aislamiento, traslados fantasmas, más restricciones de libertades y aún más impunidad para el uso de la fuerza de los carceleros, que no es cosa nueva.
Según el Departamento de Justicia de Cataluña, el 8 de abril, informó que hay 20 internos que han dado positivo en coronavirus, así como 34 funcionarios. Entre los presos, hay 15 ingresados al Hospital Penitenciario de Terrassa y dos más en hospitales de la red pública de salud. Tres de los 20 casos han sido dados de alta. 31 más están en estudio. Por precaución, están confinados los módulos 4 y 5, y la enfermería de Brians I; los módulos 4 y semiabierto en Quatre Camins; y la unidad de salud mental en Brians II. Es decir, por el momento no hay ninguna muerte por coronavirus en las cárceles catalanas. Por lo que parece, por suerte, no se han realizado tantas muertes por coronavirus como muertes por suicidios, sobredosis, desatención sanitaria, etc. Según una noticia del diario Público del 21 de Febrero del 2020, en las prisiones españolas, exceptuando las catalanas, durante el año 2019 murieron 194 personas y según una noticia de la Vanguardia del 19 de Septiembre de 2019, murieron 158 personas, de las cuales 137 en centros dependientes de Instituciones Penitenciarias y 21 en centros catalanes. Es decir, todas estas medidas de aún más privación de libertades para que, en última instancia, constatemos que el sistema penitenciario mata mucho más que el coronavirus. Políticos: ¿esto es pensar en las personas presas? Por favor, no seáis hipócritas. Al final lo que se quiere es controlar aún más, dividir y separar.
Tomando como ejemplo el caso de Zuera relacionado con las mascarillas, podemos constatar, una vez más, el sinsentido de los protocolos. ¿A quién protegen? Desde C.A.M.P.A se hizo un llamamiento para la recogida y fabricación de mascarillas para el C.P Zuera. Se habló con la prisión y se confirmó la necesidad de material. En consecuencia se activó la búsqueda y elaboración de mascarillas, y se consiguieron entregar unas 1800 entre los días 20, 23 y 24 de Marzo, para uso de las personas presas. El día 1 de abril se confirmó la denuncia de algunxs presxs conforme no habían sido entregadas, usándose solamente en casos de positivo. Lo mismo alegó la cárcel de Lleida cuando se les propuso la misma idea.
Estamos cansadas del poco respeto que se les tiene a las personas privadas de libertad y de que siempre sean las últimas tenidas en cuenta. De que se les tome el pelo de esta forma con falsas medidas compensatorias que no son más que un lavado de cara para los políticos.
Ánimos a todas las personas que estén cerca y apoyando a las personas privadas de libertad en CIEs, centros de menores, psiquiátricos, prisiones, etc. ¡Mucha fuerza!
¡PRESAS, NO ESTÁIS SOLAS!
FUEGO A LAS CÁRCELES Y AL ESTADO QUE LAS SUSTENTA
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